jueves, 31 de octubre de 2013

Teodosic

Cuando la belleza se expresa mediante el lenguaje de la elegancia ganar o perder deja de tener sentido puesto que el juego alcanza un significado más elevado: el arte.

Es en este campo y en ningún otro en el que debemos ubicar a Milos Teodosic, una especie singularmente única y solitaria en el baloncesto mundial. Como la más absoluta totalidad de los artistas el propio proceso de creación y mucho más allá su propia personalidad se mueven tanto en la locura como en el delirio de lo siempre imprevisible.

martes, 22 de octubre de 2013

Sombras en la Noche (CVII)

Sigo buscando cosas sin nombre, forma ni sentido. Cosas que se esfuman como sombras en la noche como la sonrisa inocente de la infancia, como el perfume del primer amor.
Y te veo a ti que me conoces, que sabes de mis pecados y mis miserias mirandome fijamente con los ojos puros y blancos sin ningún tipo de miedo.
La eterna soledad de mis terribles recuerdos y pensamientos se desvanece pero mis labios manchados con la asquerosa sangre de la traición no se atreven a ensuciar los tuyos.
Me voy de una vez y para siempre; no merezco más que el olvido y la terrible sensación de que a nadie amaré ni nadie me amará como tu lo hiciste

lunes, 7 de octubre de 2013

Sombras en la noche (CVI)

Salió Mario de la pieza que le mantuvo enclaustrado.

Se paseaba solari cuando vio pasar a una bella mujer. Siguió caminando hasta que reparó en que estaba a punto de perderla Dios sabe si para nunca.

Se paró a hablarle; a ella le agradaba su discurso y compañía. Pero Mario por un segundo miró a sus ojos y vio o quizá quiso ver un interés mayor.

Estaba convencido.

Con cara, voz y sobre todo mirada de galán le sugirió: "¿te importaría ser mi amante?"

viernes, 4 de octubre de 2013

Sombras en la noche (CVI)

Los sentimientos y su expresión: las palabras.

Con este título comenzaba Mario a escribir uno de esos elaboradísimos ensayos con los que a partir de ahora se malganaría el sustento para la vida.

Como usted adivinará, Mario Daniel era un enamorado del arte y un averso al trabajo. Pero aquello era pura belleza técnica producto de un trabajo minucioso que a Mario sólo llegaba a gustarle acaso y si estaba acabado.

Los papeles colapsaban la basura, otro en blanco y junto a un bolígrafo carcomido se reía de él mientras la desesperación brotaba, Mario probaba con releerse, con poner música de mil y cuantrocientos estilos diferentes, con ver fotografías de cono y desconocidas mujeres hermosas... Y entonces se repetía mentalmente hasta acabar chillando como un poseso "esto lo acabo yo por mis putísimas pelotas".

Nada, nada, nada era lo suficientemente bueno para Mario. Era casi casi casi imposible encontrar lo más elevado; gustarse.

jueves, 3 de octubre de 2013

Sombras en la noche (CV)

Pensaba Manuel Salvador mientras veía a Morante hundirse en la cruz de su desequilibrada genialidad en los padres de sus padres.

Pero no tanto en ellos sino cómo en su época.

Aquel espectáculo era prácticamente lo único antigua y auténticamente español que podía ver en toda la ciudad.