martes, 21 de octubre de 2014

Sombras en la noche (CXXX)

Era algo indigno ponerse a escribir poesía.

Comenzar a fingir sentimientos puros, hablar de ilusiones, glorias y magnas, grandilocuencias sin paralelismos en el corazón...

Nada poético era real. Un poeta es simplemente un iluso de alma con unas gafas de adolescencia que le hacen ver destellos y tinieblas allá donde solo el fango empapa hasta las cejas.

Pero un resquicio de amargura asomaba acaso como cuando se busca la mirada de una mujer hermosa y ésta no quiere corresponder.

Muere el poeta antes de morir

Allá donde un cabello se encanece, muere un verso

Va extinguiéndose la belleza

De la mano de un impasible segundero

Porque la ánima que no sabe de la vida

Solamente sabe de hermosura


miércoles, 15 de octubre de 2014

Sombras en la noche (CXXIX)

Las luces a cada 10 segundos iluminaban los huesos de su cara.

Acechaba Mario, con cara de interesado, buscando una mirada cómplice. No llegó. Ni falta hizo.

- ¡Qué vestido más feo!
- Feo tú

Mario soltó una carcajada teatralmente excesiva. Acto seguido, la asió suavemente de la nuca y entornando la testa dirigió sus labios a los suyos.

Ella repelió el movimiento.

Mario la miró alejándose con una media sonrisa pícara cabalmente acompañada de una mirada impúdica.

Al instante estaba en sus narices besando a una amiga.

Su rostro cambió.

Al rato tornó Mario.

- ¿Qué tal?
- Muy bien. Aquí bailando con mis amigas.
- ¿Te gusta mi amiga?
- Sí. Muy mona
- A mí no. Ven conmigo

[...]


miércoles, 8 de octubre de 2014

Sombras en la noche (CXXVIII)

Hay canciones, rincones, melodías e imágenes que la memoria se resiste a desterrar. Todo ello ayuda a ofrecernos una imagen falsamente bucólica del pasado.

Pero, ¿qué es el pasado sino el imperio de la memoria?

jueves, 2 de octubre de 2014

Sombras en la noche (CXXVII)

Metástasis intelectual.

Aquestas dos palabras escribía Mario Daniel en un cuaderno, subrayándolas una y otra vez en bermejo.

Elucubraba asaz fantasioso con un ser no sujeto al vaivén de la en lato sensu formación a la que estamos sometidos simplemente por ser hijos de un espacio y un tiempo; y por supuesto de un padre y una madre.

¿Cómo sería la mente y la moral de alguien no encadenado a la sociedad presente ni su historia?, ¿cuál sería el confín de una razón pura en mitad de la nada? -mientras escribe esto Mario se pregunta dónde está la nada y más concretamente su mitad-.