Sentíase Mario alienado, una vida no le era suficiente; ni la suya ni la del millionario más joven, guapo,famoso y despreocupado del mundo.
Todo lo definitivamente que nos permite ese tiempo de hoy marcado por esa prisa por vivir y hacer mil y una cosas sin pararse verdaderamente a solazarse con ninguna era lo que Mario veía de insuficiencias de la percepción.
Simplemente la incapacidad de permanecer quieto disfrutando del momento vivido sin tener ese pálpito de querer hacer y deshacer algo nuevo. Algo así como la voluntad contra la fruición de vivir; la irreprimible concupiscencia humana.
Y mientras esto pensaba, escribía con su elegante pluma con una letra cursiva bellísima: carencias en el orgasmo.
Acto seguido, Mario pensó que en un minuto había pensado demasiado y sin pensarlo se comió un paquete de papa frita mirando embobado el sugerente movimiento del orto de su vecina en un ajustado chándal.
Todo lo definitivamente que nos permite ese tiempo de hoy marcado por esa prisa por vivir y hacer mil y una cosas sin pararse verdaderamente a solazarse con ninguna era lo que Mario veía de insuficiencias de la percepción.
Simplemente la incapacidad de permanecer quieto disfrutando del momento vivido sin tener ese pálpito de querer hacer y deshacer algo nuevo. Algo así como la voluntad contra la fruición de vivir; la irreprimible concupiscencia humana.
Y mientras esto pensaba, escribía con su elegante pluma con una letra cursiva bellísima: carencias en el orgasmo.
Acto seguido, Mario pensó que en un minuto había pensado demasiado y sin pensarlo se comió un paquete de papa frita mirando embobado el sugerente movimiento del orto de su vecina en un ajustado chándal.