Era algo indigno ponerse a escribir poesía.
Comenzar a fingir sentimientos puros, hablar de ilusiones, glorias y magnas, grandilocuencias sin paralelismos en el corazón...
Nada poético era real. Un poeta es simplemente un iluso de alma con unas gafas de adolescencia que le hacen ver destellos y tinieblas allá donde solo el fango empapa hasta las cejas.
Pero un resquicio de amargura asomaba acaso como cuando se busca la mirada de una mujer hermosa y ésta no quiere corresponder.
Muere el poeta antes de morir
Allá donde un cabello se encanece, muere un verso
Va extinguiéndose la belleza
De la mano de un impasible segundero
Porque la ánima que no sabe de la vida
Solamente sabe de hermosura
Comenzar a fingir sentimientos puros, hablar de ilusiones, glorias y magnas, grandilocuencias sin paralelismos en el corazón...
Nada poético era real. Un poeta es simplemente un iluso de alma con unas gafas de adolescencia que le hacen ver destellos y tinieblas allá donde solo el fango empapa hasta las cejas.
Pero un resquicio de amargura asomaba acaso como cuando se busca la mirada de una mujer hermosa y ésta no quiere corresponder.
Muere el poeta antes de morir
Allá donde un cabello se encanece, muere un verso
Va extinguiéndose la belleza
De la mano de un impasible segundero
Porque la ánima que no sabe de la vida
Solamente sabe de hermosura