La luna tañía en el río acompasando, neutro, el movimiento de la brisa.
La noche silente, como toneladas de plomo gris, anodino, guillotinaba toda alegría.
Como una flor que flota en un estanque salió ella, una esmeralda fulgurante.
Era el amor.
Ella se quería ir, él no la dejó. Hizo mil y un esfuerzos patéticos para retenerla, hasta que la hizo suya.
Pero, ¿qué hay después del amor?
La noche silente, como toneladas de plomo gris, anodino, guillotinaba toda alegría.
Como una flor que flota en un estanque salió ella, una esmeralda fulgurante.
Era el amor.
Ella se quería ir, él no la dejó. Hizo mil y un esfuerzos patéticos para retenerla, hasta que la hizo suya.
Pero, ¿qué hay después del amor?