Mano de gato en caída de ojos. Chapas de carmín en los carrillos. Escote generoso y vestido embutido. Voces desaforadas y ademanes ridículos. Soez, ordinaria y deslenguada.
Mario Daniel se acercó y le besó la rodilla con las yemas de los dedos anular y corazón. A continuación la agarró con fuerza de la cintura y acercó su boca a la de ella.
Una persona tan instintivamente primaria como ella no se le iba a resistir. Le metió la mano en el pantalón.
A la mañana siguiente él no la espero para tomarse el café que le había prometió. Ella hizo una mueca de resignación con los labios, se tumbó en la cama y se fumó un cigarro.
Mario Daniel se acercó y le besó la rodilla con las yemas de los dedos anular y corazón. A continuación la agarró con fuerza de la cintura y acercó su boca a la de ella.
Una persona tan instintivamente primaria como ella no se le iba a resistir. Le metió la mano en el pantalón.
A la mañana siguiente él no la espero para tomarse el café que le había prometió. Ella hizo una mueca de resignación con los labios, se tumbó en la cama y se fumó un cigarro.