Debe uno estar cegado por la mentira propagandística como para
legitimar un cambio de régimen por la vía de unas elecciones municipales.
Dicho esto,
definimos golpe de Estado como toda toma de poder ilegal.
El Comité
Republicano –salido del Pacto de San Sebastián al que nos referimos al hablar
de la masonería- fijó en la fecha del 15 de diciembre de 1931 un golpe militar
que tumbara la monarquía.
Galán –masón
iniciado en la logia «Hispano Americana», del Gran Oriente Español- y
García Hernández se adelantaron sublevándose el 12 de diciembre, fracasaron en
la toma de Huesca y murieron dos días después fusilados.
El 15 de
diciembre, el jefe militar de la conspiración, el general de Brigada Gonzalo
Queipo de Llano y el comandante de aviación Ramón Franco –el hermano masón del
dictador- tomaron el aeródromo de Cuatro Vientos. Desde allí despegaron varios
aviones cargados con octavillas llamando a la huelga y a la sublevación para
lanzarlas sobre Madrid, pero cuando sobrevolaron la ciudad repararon en que la
huelga prevista no se había producido ni ninguna unidad militar se había
levantado.
Pronto huyeron a
Francia. A posteriori fueron indultados por el Gobierno de la Segunda República
y ocuparon los cargos de jefe de la Primera División Orgánica y director
general de la Aeronáutica Militar respectivamente.
No hubiera sido
complicado para el régimen, llamado adecuadamente la «Dictablanda de
Berenguer», procesar y ejecutar a los miembros del Comité Republicano por
el artículo 284 del Código Penal de 1928 así como exponer a la opinión
pública la verdadera naturaleza del movimiento. No se hizo.
La historia de las
elecciones municipales del 12 de abril de 1932 es conocida. Las fuentes no
saben con exactitud el nº de concejales de partidos monárquicos y republicanos
aunque generalmente se le atribuyen un mayor número de concejales a las listas
alfonsinas.
Se dice que los
monárquicos ganaron por el pucherazo caciquil en los pequeños pueblos mientras
que la mayoría republicana arrasó en las ciudades donde había limpieza. Podemos
dudar de ello puesto que sabemos que por ejemplo el concejal del PSOE en
Madrid, Andrés Saborit, hizo votar por su partido a millares de difuntos.
En cualquier caso:
1. No hay datos fiables.
2. Es aberrante, legal y lógicamente,
justificar un cambio de Régimen por la vía de unas elecciones municipales.
La realidad es que
el Rey cayó por falta de apoyos.
Durante la noche
del 12 al 13 de abril, el mando de la Guardia Civil, José Sanjurjo, dejó constancia por
telégrafo –circunstancia que fue conocida por empleados de Correos afines a la
República- de que no contendría un levantamiento republicano. Los hombres
fuertes del último Gobierno de Alfonso XIII, Gabriel Maura y el Conde de
Romanones, instaron al rey a marcharse antes del 15 de abril.
Este, sumido en
una depresión por la muerte de su madre, temeroso de acabar como la familia del
último Zar de Rusia y sin ganas de propiciar una confrontación civil que pudiera comprometer la integridad de la familia real, se exilió.