Es en Asturias donde la revolución triunfa. Con la ayuda de la CNT
–inexistente en el resto de España- la UGT liderada por el diputado socialista
González Peña toma el poder en toda la provincia. Se suceden asesinatos, de
religiosos, guardias civiles y hombres de negocios, hombres a los que la
izquierda siempre odió. En torno a 100 en menos de 2 semanas, se calcula.
El ministro de la Guerra aconsejado por Francisco Franco y Goded
decide enviar a los regulares moros y a la Legión Extranjera. Toman sin
excesiva oposición los puertos de Avilés y Gijón y bombardean algunos enclaves.
El bloqueo naval y la presencia del Ejército de África significaban
el fracaso marxista, pero aún hubo otra semana de resistencia. Se estima que
hubo aproximadamente 250 bajas por parte del ejército y 850 por los revolucionarios.