El comienzo de eso que llamamos δημοκρατία, no apareció en Grecia, ni en la Ilustración ni siquiera existe maintenant.
Digo esto, ya que el poder del pueblo no puede ir acompañado de complementos nominales tan insidiosos como restringida, indirecta o representativa.
El albor del poder del pueblo lo relata la Sacral Biblia y lo sitúa en la cuasi unánime condena semita al Dios más fascinante de la historia.
Recordemos que el Rey de los Judíos, muere execrado democráticamente por los que Él mismo salva con su fenecimiento.
No olvidemos tampoco que vituperan a la crucifixión al Salvator marginando el poder de todo un Imperio Romano, a costa incluso de libertar a un famoso y fecundo asesino como Barrabás.
Pues bien, esta elección fue efectuada mediante un aplastante sufragio universal por individuos similares a noi, justo como el más reciente - sólo en el tiempo - ascenso de Adolf Hitler al gobierno total teutón.
Cuestionemos lo incuestionable, cuestionemos aquesta gran bernardina, cuestionemos la decisión total de la mayoría tal y como debemos prender en tela de juicio los intereses, causas, situaciones y capacidades de la aristocracia ministerial.
Cuestionemos la democracia.