domingo, 29 de marzo de 2020

Sombras en la noche (CLII)

La libertad era estar solo.

Íngrimo, desnudo, viendo como el Sol se desvanecía al fundirse en la espuma de los cirros excelsos de atardecer.

La tierra se oscurecía pero en el río seguía tañiendo la luz del sempiterno Astro contoneándose en el fluido de una forma mágica y melindrosa.

Una hoja de chopo caía abatida por una ráfaga intempestiva de viento mientras Mario observaba el nítido y solitario horizonte.


"Dios existe, es la Ley Natural" - se dijo mientras se sentía espectador y parte de la maquinaria cronométrica del universo.

viernes, 27 de marzo de 2020

Sombras en la Noche (CLI)

Una y mil vueltas en la cama. Y el deseo de quedarse quieto sobre ella.

Las cavilaciones eran cada vez más insoportables e intensas. Nefandos eran los recuerdos que la autosugestión iba desfigurado abominablemente

El reloj avanzaba lento pero inexorable. La hora de levantarse a cumplir con el deber se aproximaba.

Mario se levantó y bebió un vaso de agua. En ese momento una luz blanca centelleante le deslumbró. Aturdido, cayó rendido en el sofá victoriano con la decomisura de los labios ligeramente alzada.

Durmió y soñó plácidamente hasta que bien entrada la mañana un haz de luz solar se posó sobre su corionilla.

"El fulgor del amor y no otra cosa, es lo que me ha dado serenidad y esperanza" - pensó.


jueves, 26 de marzo de 2020

Sombras en la Noche (CL)

La batahola del tránsito acelerado de una ambulancia interrumpió aquel momento.

Mario Daniel reparó en el escrutante mirar de la joven e inseguro de sus posibilidades, sintió que dar un paso en falso podría ser la perdición en su objetivo.

- Se me está haciendo un poco tarde, tengo que terminar un par de demandas mercantiles - afirmó mirando su elegante reloj de muñeca-. ¿Quieres que te lleve a algún lado?

-No, no te preocupes Mario.

Entrambos se levantaron de las lamas de aluminio que componían las sillas de la terraza.

Mario se despidió con un afectuoso y caballeresco beso en la mano que fue correspondido con una sonrisa angelical que vista una vez no se podría acaso olvidar.

<> murmuró Mario casi en voz alta.

miércoles, 25 de marzo de 2020

Sombras en la Noche (CXLIX)

Su sonrisa y toda ella entera, era nieve blanca y pura que el quería trocar en una cascada de agua cristalina para beber y bañarse embriagado de la excelsa sustancia del amor.

Ella, circunspecta, puso cara de sorpresa; nunca hubiera imaginado su aparición al salir de clase.

-¿Un café?
-Vale.

Prosiguió Mario la plática en la que por cerca de 30 minutos le estuvo hablando de asuntos profesionales. La dulce joven escuchaba atentamente más por buena educación que por verdadero interés.

Sentado en la terraza tras dar un sorbo al café, Mario Daniel fue consciente de la necesidad de dotar a la conversación de otro cariz, más sentimental y profundo.

- ¿Sabes? Hay momentos en los que, al decir verdad, la conciencia de la soledad espiritual en la que vivo me hace temblar. No estoy ya para veleidades de juventud sino que mi deseo es encontrar una mujer que me complemente y complete como hombre.

A la joven le cambió la cara. Astutamente siguió con una mirada intensa los ojos de Mario Daniel sin duda con el objeto de ver cuánta verdad había en sus palabras.

viernes, 20 de marzo de 2020

Sombras en la Noche (CXLVIII)

Mario se miraba la mirada en el espejo como verdugo que mira el cadalso. Se sentía inocente de toda culpa y culpable de toda inocencia.

Un chubasco estrepitoso le azoró. A continuación reflexionó sobre la verdad de su sonrisa. Inseguro de que fuera ella y no otra pensó que ese amor era un juego inapropiado y penoso.

Por mor de no perderse entre cavilaciones espantosas la recogió en su coche poco antes de que el rojo del alba tiñiera el horizonte.

No se atrevió a besarla, lo hizo ella. Ignorante de cuánto acontecía al otro lado de sus labios

jueves, 19 de marzo de 2020

Sombras en la Noche (CXLVII)

Una realidad novelada. Cavilaba  Mario Daniel sobre la verdad del recuerdo en el baño de una inteligente y hermosa treintañera.

De repente vió un libro tirado en torno a una banqueta situada a un palmo de la bañera. Se trataba de literatura erótica. Lo abrió y comprobó que estaba subrayado con fluorescente de diversos colores chillones, glosado a lápiz con letra estresada y ensartado de post-its en el lateral.

No tardó  Mario Daniel en reparar que aquella mujer ansiosa y dependiente, exigía  atenciones que él no estaba dispuesto a dar sino a cuentagotas.

Resuelto, salió por la ventana del baño al jardín y sigilosamente abandonó la casa.

martes, 17 de marzo de 2020

Sombras en la Noche (CXLVI)

La vida volvía en forma de haces de luz solar. El tiempo se detenía y el pensamiento deformaba los recuerdos en lugares de la infancia.

Mario no recordaba para volver a vivir sino que se solazaba experimentando con los juegos de la infancia para poder recordar que estaba vivo, que el pensamiento racional era una traición a la existencia animal del hombre.

Ingenuamente feliz, fuerte, atemporal y eterno. Un niño inocente no conoce  límites y Mario simulaba tan denodadamente que tampoco.

Mario era un esclavo de la soledad de sus juegos y fábulas, de esa soledad que era la única patria libre que conocía.

domingo, 15 de marzo de 2020

Sombras en la Noche (CXLV)

Mano de gato en caída de ojos. Chapas de carmín en los carrillos. Escote generoso y vestido embutido.  Voces desaforadas y ademanes ridículos. Soez, ordinaria y deslenguada.

Mario Daniel se acercó y le besó la rodilla con las yemas de los dedos anular y corazón. A continuación la agarró con fuerza de la cintura y acercó su boca a la de ella.

Una persona tan instintivamente primaria como ella no se le iba a resistir. Le metió la mano en el pantalón.

A la mañana siguiente él no la espero para tomarse el café que le había prometió.  Ella hizo una mueca de resignación con los labios, se tumbó en la cama y se fumó un cigarro.

sábado, 14 de marzo de 2020

Dolor

El alma rota

Pugatorio eterno

Lluvia plomiza

No soy nada

Tus emociones

Me robaron

El orgullo y la dignidad

En el río riela

La luz de la luna

Luna de muerte

Sombra de mi ser

Sin ti

No seré