domingo, 29 de marzo de 2020

Sombras en la noche (CLII)

La libertad era estar solo.

Íngrimo, desnudo, viendo como el Sol se desvanecía al fundirse en la espuma de los cirros excelsos de atardecer.

La tierra se oscurecía pero en el río seguía tañiendo la luz del sempiterno Astro contoneándose en el fluido de una forma mágica y melindrosa.

Una hoja de chopo caía abatida por una ráfaga intempestiva de viento mientras Mario observaba el nítido y solitario horizonte.


"Dios existe, es la Ley Natural" - se dijo mientras se sentía espectador y parte de la maquinaria cronométrica del universo.