martes, 26 de noviembre de 2013

Sombras en la noche (CIX)

Sentíase Mario alienado, una vida no le era suficiente; ni la suya ni la del millionario más joven, guapo,famoso y despreocupado del mundo.

Todo lo definitivamente que nos permite ese tiempo de hoy marcado por esa prisa por vivir y hacer mil y una cosas sin pararse verdaderamente a solazarse con ninguna era lo que Mario veía de insuficiencias de la percepción.

Simplemente la incapacidad de permanecer quieto disfrutando del momento vivido sin tener ese pálpito de querer hacer y deshacer algo nuevo. Algo así como la voluntad contra la fruición de vivir; la irreprimible concupiscencia humana.

Y mientras esto pensaba, escribía con su elegante pluma con una letra cursiva bellísima: carencias en el orgasmo.

Acto seguido, Mario pensó que en un minuto había pensado demasiado y sin pensarlo se comió un paquete de papa frita mirando embobado el sugerente movimiento del orto de su vecina en un ajustado chándal.


miércoles, 20 de noviembre de 2013

Puta ataraxia

La ataraxia es una idea interesante, pero hay que tener cuidado con la represión que hagamos de nuestras pasiones, pues al final todo es pasión, desde el sexo más sucio hasta el grado más alto de intelectualidad.

martes, 19 de noviembre de 2013

Comunismo inmóvil

El comunismo es conservador desde el momento que no quiere afrontar la inherente incertidumbre de la vida, del mérito propio, del esfuerzo, del conocimiento.

No acepta la justicia de la vida, que muchas veces es solo suerte, y otras suerte con talento, y las más audacia con fortuna y propone un sistema donde todos son lo mismo, donde no hay mercado, no entendido como concepto neoliberal sino como el normal desarrollo creativo de una persona para sobrevivir, y pone al último el primero.

Y al final, todas las sociedades han progresado cuando ha habido comercio. Cuando se han inventado nuevas formas de intercambio, financiación, investigación, talento creativo...

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Sombras en la noche (CVIII)

El silencio de la noche lo iba cubriendo todo de oscuridad.

Íngrimo Mario, bebía otra botella de cognac fatigado de lo que la vida le iba demandando a cada paso.

Pero esta vez no se resignó a disfrutar del extraño placer de redescubrirte borracho y solo. Un batido en el corazón y el pensamiento esperanzador del ánimo de hacer de una puta vez algo grande le despegaron del sillón como si este produjera descargas eléctricas.