miércoles, 6 de noviembre de 2013

Sombras en la noche (CVIII)

El silencio de la noche lo iba cubriendo todo de oscuridad.

Íngrimo Mario, bebía otra botella de cognac fatigado de lo que la vida le iba demandando a cada paso.

Pero esta vez no se resignó a disfrutar del extraño placer de redescubrirte borracho y solo. Un batido en el corazón y el pensamiento esperanzador del ánimo de hacer de una puta vez algo grande le despegaron del sillón como si este produjera descargas eléctricas.