Me despido de mis pocos lectores -si es que existen- hasta 2010 con este lacónico diálogo:
Un día yendo de madrugada un hermoso galán por una estrecha calle de Madrid, este le pregunto a una tímida desconocida joven acompañada por su padre:
-¿Lo dejarías todo por mi?
-No.
-Si me conocieras tampoco lo harías.