lunes, 4 de enero de 2010

Siempre Italia

- Un joven albaceteño bastante cachondo recién casado con una bella hija de un católico capo de la Cossa Nostra siciliana marcho a Palermo junto a su esposa con el objeto de asistir a su primera cena navideña junto a su familia política.

Allí, un carabinieri detúvole por aparcar su automóvil en un espacio reservado para la Policía. La multa y los pesadísimos trámites burocráticos parecían ineludibles para un foráneo que se amparó sin éxito en su condición de extranjero-explicando que no entendía la señalización de aquellos lares-. El policía se mostró tajante y la disputa se mantuvo hasta que harta de esperar, la mujer salia del coche para ver qué sucedía. Al verla, inmediatamente el agente del orden hizo añicos la sanción y tirola, abrazándose al segundo y besando de “amistad” al atónito manchego al que suplicó que olvidara lo ocurrido y el tiempo que le hubo hecho perder; invitándole incluso a una copa como señal de definitivo perdón.