Marchando yo hacia mi terrible instituto, oí casi por casualidad a una pareja en torno a los 80 en la que el marido iba delante con la mirada perdida, sin estar prestando atención a nada ni nadie -mucho menos a la persona con la que posiblemente habría compartido una vida entera-.
Su mujer ya anciana, achacosa e inatractiva desde hace ya más 30 primaveras mas conocedora de la situación le preguntó:
- Mario,¿ que estás recordando?
- La vidas que pude vivir. Las vidas que nunca he vivido.