jueves, 18 de diciembre de 2014

Sombras en la noche (CXXXIV)

En la desesperación de la soledad emocional,en recogimiento,arrodillado en un templo remoto, enciendo una vela.

Me siento como un náufrago en la inmensidad del océano, mi cuerpo está cansado y dolorido, mi mente vacua de toda esperanza.

El eco de la loa de una vieja clueca intenta dormir mi alma. El abatimiento me acoge en su doliente silencio... ¿Encenderá Dios una luz en mí?

Tú que subes a la cima de la fe, ¿podrías contarme que se ve desde allí?

Seguiré mirando al cielo desde mi isla... ¿Encenderá Dios una luz en mí?