sábado, 21 de marzo de 2009

Juventud efímera

En una mañana de domingo, a mediodía, un empresario que siempre y gracias a su trabajo logró cohonestar de forma non petita bondad y éxito telefoneaba al 4 de sus 6 hijos con cierto descontento ya que su hijo obtenía penosos resultados académicos en una facultad universitaria lontana y para más inri, malgastaba todo dinero donado por su padre en mujeres, fiestas y alcohol.

Reproduzco:

- Hijo, tu no sabes que si quieres tener una carrera has de esforzarte y aprovechar la oportunidad que te brindo y que yo no tuve por culpa de la miseria y la Guerra.

No sabes que debes estar 10 horas estudiando al día y debes dejarte de juergas y cachondeos;... ya tendras tiempo para eso... [...]

Finalmente y tras el largo sermón del progenitor, el joven elocuente espetó:

- Pero papá, cuando volveré yo a tener 20 años.

Y en una plétora empática el viejo colgó el aparato sereno.