domingo, 28 de febrero de 2010

En clase

- Por favor, pídele perdón a este caballero por haberle interrumpido mientras recitaba las Soledades de Machado.

- Yo no soy ningún caballero ni nadie me ha de perdonar. Es más, ustedes deberían perdonarme por mi sola presencia. Fíjense si soy nocivo que si por cualquier circunstancia alguno de ustedes me matara, mi madre le daría las gracias.