domingo, 16 de marzo de 2014

Sombras en la noche (CXII)

Aún dormido, cayó Mario Daniel en la cuenta de que soñaba que estaba soñando. Y no deseaba de ninguna manera despertarse sino tan solo retener en su cabeza la fantasía que autogeneraba para después por la mañana solazarse con su recuerdo y con el siempre insuficiente análisis.

La magia de la onírica consistía en destruir las dos barreras -en realidad sólo una- de la vida: espacio y tiempo. Y dentro de ella.