El colonialismo es la influencia o la dominación de un país por otro más poderoso de una forma violenta, a través de una invasión militar, o sutil, sin que intervenga la fuerza. Esta dominación puede ser política, militar, , cultural, económica, étnica o informativa
En el caso onubense, no se produce un colonialismo directo, ya que las minas, fueron legalmente adquiridas por el grupo inglés, y en mayor o menor medida aquel territorio continuó bajo dominio hispano, sometiéndose a las leyes dictadas por el gobierno de Madrid.
A pesar de eso, los ingleses obtuvieron el mando en la cuenca minera, construyeron su propio barrio (Bellavista) cuyo acceso era imposible para cualquier otra clase, e implantaron sus costumbres y juegos, fruto de ello fue la aparición y la toma de actividades inglesas como el fútbol y los boy-scouts pioneros en Rio Tinto, luego adoptados por las distintas poblaciones que conforman la Península Ibérica.
Sin dudas, los ingleses, siempre fueron una sociedad clasista con una propensión a juntarse con los “nativos” a los que trataban y consideraban, una clase inferior, lo que podriamos designar domo una especie de apartheid. Sin paliativos, la comunidad anglosajona despertó de un amplio letargo a las minas para su explotación-que no hubo sido posible bajo mandato hispano- y la hicieron un negocio rentable; causa, por la que el Gobierno Central tuvo que transigir, al este hallarse en crisis y ser el conjunto de las minas, una fuente de riqueza, industrialización y trabajo, beneficiosa económicamente.
El mismo Juan Cobos Wilkins, definió a Rio Tinto como a una Gibraltar Sui Generis.
Este colonialismo, tuvo lugar hasta la llegada del franquismo, en la que el Estado Español se hizo intervencionista y logró la nacionalización y con ella el fin del dominio inglés en Rio Tinto. La Falange española para ello, puso aranceles, y diversos límites al comercio del mineral; fustigando a la Company Limited hasta provocar su venta.
Hoy en día, sería impensable, la colonización de una empresa extranjera en España, ya que hemos logrado un alto índice de desarrollo, y España no depende del capital extranjero para conseguir modernidad e industrialización.
La situación política, y el sistema democrático, junto a las leyes a favor de unas justas condiciones laborales, y el respeto al medio ambiente son bases invulnerables.
Además, el “apartheid”, anteriormente mentado, sería instantáneamente motivo de enojo y repulsa social.
De todo lo dicho, podríamos deducir sin erratas la actitud de la Rio Tinto Company Limited. Esto es, omnipotencia, al considerar al pueblo hispano como rural, inculto, poco desarrollado, bárbaro y vicioso; de este argumento se nutre la actitud despreciativa y separatista ante los españoles. Papel de salvadores, al decir de sí mismos que han dado a toda la población que habita la cuenca los medios necesarios para mantener según ellos, una “vida digna”.
Pero mentiríamos, si no dijéramos que la característica principal de la Rio Tinto Company Limited no es la explotación minera de cualquier manera con el objetivo exclusivo de obtener ganancias.
Sin embargo, este tipo de procedimientos (prioridad de la ganancia económica sin conceder importancia a los problemas medioambientales, laborales o sociales que puedan surgir por la explotación), son aún existentes en países en desarrollo como China- dónde las autoridades lo permiten -; este suceso se da también en la India y otros países del sudeste asiático, donde las multinacionales sobreexplotan y maltratan laboralmente a los trabajadores.