Con sus ojos grandes dignos de un poema y aburrida de estar sentada junto a mi espectral presencia de perpetuo testimonio me preguntó:
- ¿Estás enamorado?
- No me ves, llevo toda mi vida enamorado locamente de la misma persona, mi amor hacia ella me impide ver la realidad objetiva de las cosas.
Con un interés creciente y una voz más suspirante, volvió:
- Ah sí, ¿dime quién es?
- Pues la persona a la que ahora mismo estás mirando.
Y lógicamente, para delirio de mis solitarios pensamientos, regresó el silencio entre nosotros...