jueves, 8 de abril de 2021

Sombras en la Noche (CLXIX)

La brisa desbriznaba los pétalos de las rojas rosas. La juventud se desvanecía entre hálitos y suspiros que la rutina abría.

La vida quería siempre posicionarse introibo ad altares Dei. 

Mario sabía que su ataraxia constante, su letargo latente era una ofensa a Turania.

Sin besos, sin discusiones, sin codicia, sin veleidades lascivas...

Los días eran una sucesión de difuntos fotocopiados. De monotonias mortuorias.

Pero me cago en la puta de oro. Tal vez la felicidad fuera eso. Encerrarse en lecturas mitológicas, en cavilaciones cabalísticas. En abolir la voluntad real para alcanzar arcadias cananeas