domingo, 8 de febrero de 2009

Un ególatra repugnante

Estaba yo centrándome en un plan junto al grupo de amigos con el que marchaba por una conocida piazza del centro histórico de mi ciudad cuando una joven anormalmente impúber para su edad (lo que le otorgaba una condición desapetecible) se dirigió a mí cuestionandome algo que no recuerdo con el motivo de entablar conversación a lo que yo le respondí con un engrameo de testa desdeñoso.

- Impávida, ella contestó fieramente: ¿ Por qué me pones esa cara de asco ?

A lo que con un tono sereno y selecto repliqué:

-Ciertamente, yo no mantengo asco hacia nadie..., hacia nadie que no sea yo claro está.

Caput