Bajo la soberanía serena del Cristo del Gran Poder desfilante que mostróse - un año más - impetuoso ante la muchedumbre espectante, me surgió indefectiblemente la siguiente duda:
- ¿ Por qué sufrió la divinidad vejaciones ab aeternum si su principal mandamiento suena utópico, imposible, infactible y - permitanme la expresión - inhumano?