domingo, 8 de septiembre de 2013

Sombras en la noche (CII)

La alegría que sintió al verse libre pronto se vio marchita por un sentimiento de honda soledad.

Mario deambuló hasta el amanecer. Iba sin valijas porque creyó que la irrevicable decisión de romper con el pasado lo era también con las cosas que formaron parte de él.

Entonces cogió una piedra afilada y sobre la corteza de un naranjo en flor inscribió con vehemencia: Palinginesia.