martes, 17 de septiembre de 2013

Sombras en la noche (CIV)

Para Mario el fútbol era mejor que la fiesta o el sexo.

No bebía en la previa sino que solamente se dedicaba a platicar apasionadamente sobre aspectos futiles propios del juego.

Cuando llegaba a la tribuna se quedaba prendado del ambiente, del colorido de la hinchada y sus cánticos sin duda más sentidos y vivos que cualquier otra canción de amor. El resultado era  un estatus de evasión absoluta e incomprensible.

El fútbol mutilaba los amargos que psicoló(gi)camente le torturaban como la cocaína la pasiva inactividad.