lunes, 24 de agosto de 2009

Erudición iletrada

Recuerdo, como cada mañana al salir junto a mí hermano hacia la escuela, había un albañil alcoreño treintañero - su demacrado aspecto no reflejaba su verdadera edad - que cada amanecer nos cantaba:

- Ay niñoh no mi seaih burricoh / qui si n´oh vá a la pala y er pico.

- ¡Qué grandes verdades soltaba aquel sabio analfabeto!