- El otro día asistí adusto, contemplativo e indiferente al España - Paraguay en un bar repleto de jóvenes y adultos que adoraban desde una minúscula pantalla al Dios de la selección.
- Es increíble como todo un país puede estar pendiente de 11 mercenarios que le pegan patadas a un balón por las primas, por el money, para conseguir prestigio en la profesión con la empresa de firmar nuevos y más cuantiosos contratos. ¡Pero por favor, quién se cree que estos lo hacen por la patria, por el país, por la afición, por la felicidad de los españoles!
- Si perdieran serían unos "mataos" y nadie se acordaría de ellos, total son unos tíos que tienen cualidades que ni tú ni yo tenemos y vaya como las aprovechan. De todos modos, ¿quién es la patria?, ¿qué a hecho ella por los jugadores y por nosotros?
- Cada uno debe defender sus propios intereses, así nos iría tal vez mejor. Volviendo al tema, me sorprende la idiotez y el borreguismo de las personas que ven como histórico y determinante unos partidos intrascendentes de fútbol, que no van a cambiar veramente la existencia de nadie.
- Tan sólo consegiran que huyamos de la vida -como tu dijiste- durante unas horas. Pero, ¿no fuiste tú el que dijiste que nuestro mayor propósito era evadirnos de la existencia aún cuando existimos?, ¿a qué viene criticar al equipo nacional que nos hace olvidarnos de nuestras vidas aunque solo sea por unos instantes?
- Tú ya bien sabes que soy por naturaleza contradictorio, lo que yo vengo a decir es que lo reconozcan de una puta vez, sus vidas están vacias de contenido, importancia y significado; y llenas de tedium vitae. Por ello, necesitan construir una religión mayoritarísima a la que seguir arropados en grupo a pesar de que ni la comprendan ni la entiendan, ni quizá quieran hacerlo.