viernes, 10 de diciembre de 2010

Sombras en la noche (XX)

- Ché, pero te tenés que conformar con lo que te viene.

- Y has de sacar lo mejor de ello.

- (Contradiciéndose, viendo lo positivo de lo negativo del existir). No, no, no nos podemos conformar con nada porque tenemos lo que nos conformamos y somos insaciables.

- Basta de filosofía barata. Basta de teorías absurdas. Todas estas palabras no son nada, no sirven para nada. Es un hablar por hablar.

- Desprecias la palabra; qué paradoja. ¡Tú desprecias la palabra! (con sarcasmo); tú que inventas ilusiones con tu dialéctica metafísica de manual y tus poesías de principiante futurista.

- No es un desprecio hacia la palabra hablada, sino un elogio del acto sobre el coloquio. ¿No son las palabras prescindibles? ¿A cuantos burros has visto hablar?

- El hombre tiene necesidades comunicativas –expresadas mediante el lenguaje- inherentes a su naturaleza, loco.

- ¡Y a mí que me cuentas! ¿Qué me importan sus necesidades? Me importan las mías.

- Esa actitud egoísta, de ególatra repugnante. Tú sabes que tampoco eres así (con cara de decepción).

- Vos sacás siempre lo mejor de mí mismo. Aunque no exista, aunque exista a medias.