miércoles, 24 de agosto de 2011

Sombras en la noche (LXXXV)

El sueño profundo y, el sueño en definitiva eran los estados menos semejantes a las propias situaciones características de esta vida. Tal vez porque ni siquiera fueran estados. Uno no vivía, no estaba, no era consciente de su vida (y los sentimientos ligados a ella) entonces. Quizá por eso sea imposible vivir sin soñar.