jueves, 18 de agosto de 2011

Sombras en la noche (LXXXXIII)


Yo siempre pensaba que la inspiración era trivial y azarosa. Una cuestión de fortuna. El arte era una eterna e interminable composición de inspiraciones. De ideas. Buscar estar inspirado era absurdo, desearlo siquiera también. El error indeleble era dejar pasar la inspiración como quien deja pasar a una mujer hermosa.