sábado, 17 de septiembre de 2011

Sombras en la noche (XCIII)

Al fin y al cabo siempre hubo y habrá una primera vez. Morir virgen era un desprecio a los placeres de la experiencia y una apología a la fingida cobardía. Pero esto no va por los derroteros que ustedes sopesan. Todo lo contrario. Esto me conduce a creer que el total del saber humano (dicho muy gravemente) es autodidacta en su esencia y plagiador en su total conjunto. Y esto es porque la virginidad humana está -ya y cada vez más- muy prostituida. Siempre hubo una primera vez para alguien, para un pionero al que sospechamos plagiador.