martes, 26 de octubre de 2010

Diálogos


- Supongo que me pongo triste, pero no por mucho rato. Me miro en el espejo y digo: 'vaya un cabrón tan guapo que estás hecho´.

- La casa me agobia, así que salgo a la calle con prisas, sin razón alguna, salir por salir. Y una vez fuera veo tanta luz, tanto sol, tanta gente risueña y me pregunto: "¿qué coño haré yo aquí?"

- Porque construíamos ficción, pero empleábamos para ello las fibras con las que está tejida la realidad. Por eso vivíamos, por eso salíamos a la calle a contemplar, a vivir, a beber: para poder escribir sobre ello. Y tanto que escribíamos...

Mi cumpleaños es el viernes, Manolo, pero gracias

- Y tanto que escribiamos se fue al carajo por no saber escribirlo, por no saber plasmar en un papel lo que teniamos en el estomago que nos marchitaba, que nos hacia viejos, que nos hacia sentir como perros que sufren la ausencia del amo.

- Y querer vomitarlo todo, querer vomitarlo sobre un folio en blanco. Y no poder, y ser incapaces de hacer desembocar ese río de caudal inmenso y cauce tan limitado. Y explotar como la balsa de Aznalcóllar, explotar y mancharlo todo de sangre, de ácido, de existencia, por todas partes. De existencia que fluye y que no significa nada. De vida que se desaprovecha constantemente.