Y las ideas geniales durante los cortos y maravillosos paseos morían de olvido. Por no haberlas apuntado a tiempo en los cuadernos (de la memoria) en los que al ocasionalmente repasar lo escrito me sumía en la más sumisa suma (valga la suma de redundancias) ignorancia indiferente a lo expuesto. Son palabras sin un sentido claro que evocan un pasado lúcido que ahora es intranscriptible.