Entonces salgo, la veo y la traigo al parlamento tras explotar mis escasas cualidades persuasivas. Sin esperar a que lleguemos, suelta:
- ¿Y es esta la mujer de tu vida? (entre sonoras carcajadas; entre indisimulados –a posta- disimulos)
Entonces ella me mira, yo la miro y nos reímos sin querer reírnos.
- No
- ¿Cómo que no? –dice ella con cara de sorpresa negativa, con ganas de seguir jugando.
- Creo que no me he expresado bien cariño –con sonrisa pícara-.
- Dejad de jugar. Manú, perdiste la apuesta.
- Yo no estoy jugando. La quiero con sus tonterías y todo.
- Está bien (visiblemente fatigado de la farsa). Tú ganas. Que Dios os conceda un feliz matrimonio e hijos varones.
- Flaca, ya te podés ir.
- ¿Por qué?
- Ya no te quiero.
- No me dejes aquí sola ya aburrida “porfis” (haciendo un ruego empleando sus dotes femeninas que suelen excitar al hombre)
- Quédate pero te aburrirás igualmente. Ya habrás visto que yo no soy un tío muy divertido Lo mío son las contemplaciones de madrugada, las lecturas esquizofrénicas y el cine de intriga en blanco y negro (cogiéndola del tronco).
- ¿Y es esta la mujer de tu vida? (entre sonoras carcajadas; entre indisimulados –a posta- disimulos)
Entonces ella me mira, yo la miro y nos reímos sin querer reírnos.
- No
- ¿Cómo que no? –dice ella con cara de sorpresa negativa, con ganas de seguir jugando.
- Creo que no me he expresado bien cariño –con sonrisa pícara-.
- Dejad de jugar. Manú, perdiste la apuesta.
- Yo no estoy jugando. La quiero con sus tonterías y todo.
- Está bien (visiblemente fatigado de la farsa). Tú ganas. Que Dios os conceda un feliz matrimonio e hijos varones.
- Flaca, ya te podés ir.
- ¿Por qué?
- Ya no te quiero.
- No me dejes aquí sola ya aburrida “porfis” (haciendo un ruego empleando sus dotes femeninas que suelen excitar al hombre)
- Quédate pero te aburrirás igualmente. Ya habrás visto que yo no soy un tío muy divertido Lo mío son las contemplaciones de madrugada, las lecturas esquizofrénicas y el cine de intriga en blanco y negro (cogiéndola del tronco).