miércoles, 22 de septiembre de 2010

Sombras en la noche (IV)

IV



Ahora, al leer esto; mi amigo me dice:

- Qué tonto que eres. Es natural; técnicamente somos cachos de carne. Lo que hace especial los momentos no son los momentos en sí (objeto) sino lo que nosotros queramos que sean (sujeto); el significado que le demos. ¿Para que quieres tú a una mujer? Para aplastarla, besarla y hacer el amor. Mira tío, hacer el amor con alguien hacia la cual no sientes nada es como hacerte una macoca; sólo que en vez de con la mano es por una raja. Cuando yo estaba con la que amaba –le da miedo decir su nombre- hasta poner un pie sobre el piso era algo sublime; yo lo hacia sublime al estar con ella. Me daban vuelcos el corazón, los huesos y todas las fibras sensibles del cuerpo. Sentía, hermano, sentía.