domingo, 20 de marzo de 2011

Sombras en la noche (XL)

Pero el mundo estaba bien hecho, che. Cada uno recogía lo que sembraba, ganaba lo que luchaba, tenía lo que merecía. ¿Por qué iba a estar sujeto a nuestros malévolos caprichos? Acaso la idea de ser eterno era terrible, nos cansaríamos de vivir, querríamos experimentar nuevas cosas fuera de esta; la única existencia no ignota. Si los negros del África perecían de hambre era su culpa y no la mía. ¿Qué había hecho yo para que por naturaleza fueran anárquicos y salvajes? ¿Qué tenía que ver la sociedad occidental en sus guerras, luchas y genocidios fratricidas tribales?