- Oye, tío; ¿este libro de qué va?
- Es una miscelánea (con petulancia erudita).
- Ni siquiera tú sabes qué carajo es eso. Si no me lo quieres decir, no pasa nada. Aunque creo que este rebujo de temas y palabras tampoco lo puedes explicar.
Y yo le continuaba hablando sobre gilipolleces, sobre temas interesantes, críticas constructivas, ideas delirantes sin que ella se implicara en absoluto en la conversación. No parecía importarle nada salvo sí misma, salvo su vida, su felicidad y su entretenimiento.
- El egoísmo amigo, un pecado de solitarios de espíritu.