Caminaba yo sin rumbo, filosofándo utópicamente sobre la duda metódica, cuando una vieja maruja y hospitalaria me preguntó:
-¿Que haces ahí hijo en mangas de camisa y sin paraguas con el frío y la lluvia que hace?-cosa extraña en la meteorología sevillana-.
Yo contesté:-Señora, la gracia está en mojarme y pasar frío.
Ella replicó con ironía:-Entonces, ¿por qué no te metes en ese charco y te mojas hasta las pantorrillas?
Convencido de mí, respondí:-Eso ya sería demasiado gracioso.