lunes, 21 de diciembre de 2020

El sueño español: ser funcionario

 España es un país fallido. Por muchas otras razones, además.

Los jóvenes quieren vivir del Estado, cobrar dignamente, trabajar poco y estar tranquilos. Y es normal, vistas las circunstancias. Veámoslas.

La sociedad española se estratifica en castas. Por un lado los que maman del Estado y empresarios corruptos dueños del BOE. Por otro los esclavos, los proletarios.

En una situación benigna o medianamente normal, el chaval brillante tendría que, ora montar una empresa para forrarse, ora ir escalando en el sector privado hasta llegar a tener un salario ingente.

Ninguna.

Quiere ser funcionario. Improductivo. Parásito. Chupatintas. El talento se nos escurre al extranjero o sector público.

En primer lugar, los datos están ahí. Los salarios privados son ya de subsistencia. Las perspectivas no existen. Las falsas promesas y la ingeniería de Recursos Humanos sí. El Estatuto de los Trabajadores es una broma. Y los trabajadores del sector público ganan, de media, 882 euros más al mes que los trabajadores del sector privado. Más del 50 %. Y subiendo. Toma ya.

En segundo, la cultura empresarial brilla por su ausencia. En la escuela no te enseñan a ser emprendedor. No se emula al millonario. Se le envidia.

Por último, el Gobierno asfixia al emprendedor. Desincentiva la creación de empresas, interesado en crear un neofeudalismo. Pagas IVA aunque no cobres. Cuota de autónomos aunque no ingreses un euro. En promedio tardas dos semanas de fatigosa burocracia y desembolsas en torno a unos 600 €.