jueves, 24 de diciembre de 2020

Los golpes de Estado de la II República (I): El fundacional

Debe uno estar cegado por la mentira propagandística como para legitimar un cambio de régimen por la vía de unas elecciones municipales.

Dicho esto, definimos golpe de Estado como toda toma de poder ilegal.

El Comité Republicano –salido del Pacto de San Sebastián al que nos referimos al hablar de la masonería- fijó en la fecha del 15 de diciembre de 1931 un golpe militar que tumbara la monarquía.

Galán –masón iniciado en la logia «Hispano Americana», del Gran Oriente Español- y García Hernández se adelantaron sublevándose el 12 de diciembre, fracasaron en la toma de Huesca y murieron dos días después fusilados.

El 15 de diciembre, el jefe militar de la conspiración, el general de Brigada Gonzalo Queipo de Llano y el comandante de aviación Ramón Franco –el hermano masón del dictador- tomaron el aeródromo de Cuatro Vientos. Desde allí despegaron varios aviones cargados con octavillas llamando a la huelga y a la sublevación para lanzarlas sobre Madrid, pero cuando sobrevolaron la ciudad repararon en que la huelga prevista no se había producido ni ninguna unidad militar se había levantado.

Pronto huyeron a Francia. A posteriori fueron indultados por el Gobierno de la Segunda República y ocuparon los cargos de  jefe de la Primera División Orgánica y director general de la Aeronáutica Militar respectivamente.

No hubiera sido complicado para el régimen, llamado adecuadamente la «Dictablanda de Berenguer», procesar y ejecutar a los miembros del Comité Republicano por el artículo 284 del Código Penal de 1928 así como exponer a la opinión pública la verdadera naturaleza del movimiento. No se hizo.

La historia de las elecciones municipales del 12 de abril de 1932 es conocida. Las fuentes no saben con exactitud el nº de concejales de partidos monárquicos y republicanos aunque generalmente se le atribuyen un mayor número de concejales a las listas alfonsinas.

Se dice que los monárquicos ganaron por el pucherazo caciquil en los pequeños pueblos mientras que la mayoría republicana arrasó en las ciudades donde había limpieza. Podemos dudar de ello puesto que sabemos que por ejemplo el concejal del PSOE en Madrid, Andrés Saborit, hizo votar por su partido a millares de difuntos.

En cualquier caso:

1.     No hay datos fiables.

2.     Es aberrante, legal y lógicamente, justificar un cambio de Régimen por la vía de unas elecciones municipales.

La realidad es que el Rey cayó por falta de apoyos.

Durante la noche del 12 al 13 de abril, el mando de la Guardia Civil, José Sanjurjo, dejó constancia por telégrafo –circunstancia que fue conocida por empleados de Correos afines a la República- de que no contendría un levantamiento republicano. Los hombres fuertes del último Gobierno de Alfonso XIII, Gabriel Maura y el Conde de Romanones, instaron al rey a marcharse antes del 15 de abril.

Este, sumido en una depresión por la muerte de su madre, temeroso de acabar como la familia del último Zar de Rusia y sin ganas de propiciar una confrontación civil que pudiera comprometer la integridad de la familia real, se exilió.