lunes, 7 de diciembre de 2020

La transición (IV): El asesinato de Carrero Blanco (II)

Sin ánimos de ser exhaustivos, los siguientes hechos nos llaman la atención sobre el deceso de Carrero:

-          Carmen Carrero Pichot, hija del almirante afirmó: “Después de asesinado mi padre, esa noche, las carreteras estuvieron sin vigilancia. Amigos míos salieron de Sevilla para Madrid y nadie les paró. Pilar Careaga, que era alcaldesa de Bilbao entonces, llegó a Bilbao sin que nadie la parara. Las fronteras estaban abiertas... Bueno, yo no sé... A mí me parece extraño y rarísimo.”

-          El general Manuel Fernández Monzón señala que los etarras autores materiales del atentado, estuvieron seis meses vigilando la puerta principal de la iglesia de San Francisco de Borja que está prácticamente en la puerta de la embajada norteamericana. Le parece también pintoresco que los norteamericanos no se enteraran de que se estaba perforando un túnel a 80 metros de allí.

-          Según el periodista Manuel Cerdán, en la preparación del atentado existieron jornadas en las que más de 30 etarras camparon libremente por Madrid “se mueven por la capital impunemente, sin que las Fuerzas de Seguridad detecten su presencia. Alquilan pisos y coches, sustraen vehículos, hacen reformas en las viviendas, compran locales, van y vienen en tren y automóvil, hacen prácticas de tiro en los alrededores de la capital y hasta se permiten el lujo de vigilar de cerca al sucesor de Franco”.

-          Los documentos desclasificados de la CIA y del Departamento de Estado sobre el  asunto tienen la mayor parte de sus párrafos tachados.

-          El juez instructor de la causa, Luis de la Torre Arredondo, dijo en 1984 que la CIA sabía que iban a matar a Carrero. Cuestionó asimismo la actuación del capitán general de Madrid, Tomás García Rebull; el fiscal del Tribunal Supremo, Fernando Herrero Tejedor; el ministro de Justicia, Francisco Ruizjarabo y el jefe superior de policía de Madrid, Federico Quintero Morente. El sumario circuló entre la jurisdicción ordinaria y la militar hasta que en 1977 se produjera la amnistía de todos los implicados. Jamás se abrió juicio oral.

-          Jose Luis Cortina, uno de los cerebros del 23F, amenazó con sacar a la luz “lo de Carrero” si el fiscal del caso continuaba acorralándole con sus inquisiciones. Finalmente fue absuelto por falta de pruebas.