lunes, 28 de noviembre de 2011

Víctimas de Polaino

Cuentan que en pleno juicio penal un pobre abogado de oficio que defendía al típico raterillo de barrio bajo esgrimió unos argumentos tan vacíos, inoperantes y hasta risiblemente patéticos; que el magistrado que presidía la sesión pronto dándose cuenta de la nefasta fuente de sus "razonamientos" le profirió:

- Amigo, usted no tiene la culpa de perder este juicio. Con las enseñanzas que recibió de su profesor es imposible no dejar indefenso a cualquiera. Considérese una víctima de Miguel Polaino Navarrete.

PD: Yo también me considero una víctima de Polaino al igual que muchos de mis compañeros de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla. Y no sólo de Polaino sino de los gregarios de su departamento que intentan vendernos a toda cosa esa basura tan cara que son sus libros.

Y lo peor es que la saga continua; Miguel Polaino Orts, aún más estúpido que su padre, campea por sus ancha presumiendo de enchufe paternal al ejercer de profesor de universidad. Lo que muchos no saben es que la calidad de sus estudios era tan baja que le denegaron una beca nunca antes rechazada a quienes dan magisterio en la Universidad de Sevilla.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Periodismo de calidad

- Si la imparcialidad es un ideal platónico inalcanzable e irreal; la independencia no es menos que una exigencia estrictamente necesaria.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Vivir sin arte

- Nada más mediocre, aburrido y yerto que un ente incapaz de crear o ser belleza.

martes, 15 de noviembre de 2011

Contra el plagio

- Ningún orgasmo comparable a la inspiración del artista mientras vomita la genialidad de su alma a través de su obra.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Génesis

- Y vio Dios que pese a poder solazarse con todas las maravillas del Paraíso; Adán se aburría. Tras pensarlo mucho, proclamó: "Hágase la mujer".

jueves, 10 de noviembre de 2011

Mujeres & Naturaleza

Como intentaba explicar a un amigo; en frío las mujeres no me son interesantes.

No dicen nada que pueda atraer mi atención, no tienen capacidad para hacer algo que pueda impresionarme (escribir, pintar, jugar al baloncesto, actuar)... ni tan siquiera mentir bien. La personalidad de la mujer me parece estúpida a todas luces por estar siempre basada en un ansia de felicidad egoísta la cual radica en hechos tan insignificantes e insulsos como el sentirse deseada por el sexo opuesto, aparentar o tener un trasero más respingón que el de su prima y demás gilipolleces por el estilo.

Del mismo modo no puede sino repugnarme un carácter que cuanto tiene de valioso ha sido copiado de la forma de vivir masculina. Me refiero a aquellas mujeres que se no se resignan a malgastar su vida a la sombra del hombre y deciden no ser una mera atracción sexual o unas guardianas del hogar. No obstante, esta corriente no es mayoritaria. La mayor parte de las hembras -ganado de fiesta y discoteca- que conozco dilapidan su inteligencia tratando de parecerle bella a un macho al que ve como a un Dios que las salve de la burda mediocridad de sus aburridas y solitarias vidas.

Sin embargo, la mujer incita pero no provoca, es decir, casi siempre carecen la valentía de decir simplemente lo que sienten y cómo dejando (para mi comodidad afortunadísimamente) que el varón escoja quién se lleva al catre. Lo peor es que mierdas de este tipo son el centro y total de sus hueras existencias sinsentido. Y aún cuando se van tornando viejas no hallan algo más útil y provechoso que la deleznable actividad del chismorreo.

Tampoco me es atractivo su cuerpo, más pequeño, débil, grasiento y poco musculado que el del hombre, ni por añadidura su cara la cual en un 99% de las ocasiones necesita ser acicalada y polvoreada para parecer decente. Asimismo, el tentador busto femenino no me despierta fascinación alguna. Al final tanto las tetas como el culo son simples cachos de carne grasa e inmotriz.

Lo que realmente ocurre es que el castillo de naipes construido antes se me derrumba antes de que el niño (si no es obviamente maricón) nazca. En la práctica, desde que mamamos del pecho materno nos sentimos inclinados a tomar a la mujer.

La causa de este hecho es la propia animalidad del ser humano, es decir, la naturaleza de la que estamos compuestos y formamos parte. Una vez más el instinto vence al raciocinio. Sencillamente, pese a que la mujer sea fea, estúpida y vacía apelando a profundo pensamiento; la trampa que nos tiende la propia esencia de nuestro ser para no extinguirse es incomprensiblemente insuperable.

Por ello, no me cabe la menor duda a la hora de sobar una buena teta o petar un coño.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Traducciones Oasis (Wonderwall)



Wonderwall 4:18  

Today is gonna be the day that they're gonna throw it back to you Hoy va a ser el día en el que te lo devolverán
By now, you should've somehow realized what you gotta do Hasta ahora, debes saber de algún modo lo que debes hacer
I don't believe that anybody feels the way I do about you now No creo que nadie sienta lo mismo por tí que yo ahora
Backbeat, the word is on the street that the fire in your heart is out Se dice en la calle que el fuego de tu corazón se ha apagado
I'm sure you've heard it all before, but you never really had a doubt Sé que lo has oído antes, pero nunca has tenido ni siquiera una duda
I don't believe that anybody feels the way I do about you now

And all the roads we have to walk are winding Y todas las calles que hemos de recorren son serpenteantes
And all the lights that lead us there are blinding Y todas las luces que nos condujeron hacia allí son cegadoras
There are many things that I would like to say to you, but I don't know how Hay muchas cosas que me gustaría decir, pero es que no se cómo

Because maybe you're gonna be the one that saves me Porque quizás tú vas a ser quién me salve
And after all, you're my wonderwall Y después de todo, eres mi muro maravilloso

Today was gonna be the day, but they'll never throw it back to you
By now, you should've somehow realized what you're not to do
I don't believe that anybody feels the way I do about you now

And all the roads that lead you there were winding
And all the lights that light the way are blinding
There are many things that I would like to say to you, but I don't know how

I said maybe you're gonna be the one that saves me
And after all, you're my wonderwall

I said maybe (I said maybe) you're gonna be the one that saves me
And after all, you're my wonderwall

I said maybe (I said maybe) you're gonna be the one that saves me
You're gonna be the one that saves me
You're gonna be the one that saves me


jueves, 3 de noviembre de 2011

Día de la Constitución

- La gente no quiere una puta Constitución de mierda papel mojado; sino un trabajo de 3000 pavos al mes.

lunes, 31 de octubre de 2011

Despersonalización


Despersonalización

Todavía no sé qué estuve esperando
Todavía no sé para qué anduve pensando.


Yo quiero vivir para siempre
Yo quiero volar en la eternidad
Yo solo quiero surcar los cielos
Yo solo quiero a la muerte matar.

Yo no quiero colecciones de recuerdos
Yo no quiero llorar para llenar el mar
Yo no quiero esperanzas de futuro
Yo quiero soñar la realidad.

Yo no quiero victorias vacías
Yo quiero hallar la verdad
Yo no quiero compañías no sentidas
Yo quiero compartir mi soledad.

Yo quiero desenterrar tu alma
Yo quiero escribir en la inmensidad
Yo quiero desaparecer contigo
Para ver lo que no ven los demás.

Yo quiero cantar callado al silencio
Yo quiero ser un nunca jamás
Yo quiero descubrir que hay en tu mente
Y despojarte de la máscara del disfraz.


domingo, 30 de octubre de 2011

Mario y un culo


Mientras tomaba una birra en una terraza durante el eterno Sol decadente de verano en una atestada terraza; Mario vio un culo. Podría decirse que aquello era mucho más que un bonito trasero, quizá aquella chica tuviera un buen empleo, fuera educada, femenina, seductora o ejerciera de reina del íntimo arte de comer pollas.

Tal vez fuera todo eso e incluso mucho más pero Mario tan sólo podía ver un orto majestuoso; perfecto, con personalidad propia –la más magnética que Mario había conocido hasta entonces-. Y entonces marchó decidido hacia él.

jueves, 27 de octubre de 2011

Metafóricamente hablando

¿Qué es una metáfora? ¿Para qué sirve?

Una metáfora es la metáfora del arte metafóricamente hablando. Una metáfora es la mezcla definitiva de la imagen mental y la real. Un espejo de la mente. La ventana del pensamiento.

lunes, 24 de octubre de 2011

De la música

- Siempre he pensado en la música como arte particularísimo, innato, preintelectual, subconsciente.

- ¡No!¡Qué carajo dices! La música es simplemente el movimiento melódico y repetitivo de las ondas del aire.

- ¡No! La música es el vaivén efímero de las olas del mar.

sábado, 22 de octubre de 2011

Del bien y el mal

¿Quienes somos tú y yo para decir lo que está bien o mal? ¿Por qué existen gentes tan capaces como para legislar determinando y limitando el comportamiento de los demás? ¿Por qué tengo yo que asumir el derecho de la sociedad?

Simplemente nací libre. Mentira, nací atado a esos códigos convencionalistas que rigen y dictan lo que puedo hacer y no. ¿Por qué?

Destruyamos los mandatos y los cargos de mandantes. Fundemos el imperio de nuestra voluntad.

domingo, 16 de octubre de 2011

Sombras en la noche (C)

Lo que realmente hace extraña y a veces insoportable la existencia humana es además del conflicto entre deseo y realidad que ya analizaré; el exceso de preguntas y la falta de respuestas. Y eso es precisamente la filosofía, la voluntad imposible de saberlo todo.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Rancio del PP



- Lo peor del votante de derechas no es que piense que el que vota a otro partido es gilipollas; sino que hasta puede tener razón.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Sombras en la noche (IC)

La subjetividad es la objetividad del sujeto.

Y por eso es inviable separarlas, porque no hay objeto sin existir nadie que lo piense ni hay sujeto que (por mal que lo haga) no perciba lo que tiene antes sí.

domingo, 2 de octubre de 2011

Sombras en la noche (XCVIII)


Las dudas asaltaban su cabeza; Mario no sabía qué hacer, ni que pensar, ni a quien querer.
-          Tío, tú eres un hombre. Ese es tu puto error. Los hombres no piensan; hacen. Debes actuar como te dicte tu jodido instinto
-          Tienes razón.
Sin embargo para esa mente tan insegura y fantasiosa era inadmisible dejar de contemplar posibilidades pasadas, presentes o futuras.

martes, 27 de septiembre de 2011

Sombras en la noche (XCVII)


Quizá, la vida y el éxito multiadjetivable pero sin nombre asociada a la primera fueran una cuestión de mera fuerza. Tal afirmación le parecía a priori y teóricamente; la pura expresión conceptual de un maquiavelismo egoístamente cruel y atroz.

Sin embargo, las leyes de la física y demás útiles idioteces a las que somete la humanidad sostenían que de nada sirve hablar bien y claro para ser escuchado, simplemente basta con hablar fuerte o alto. Asimismo, el más respetado, era el más temido, es decir, el más fuerte; y por tener estas dos cualidades era también el más poderoso, esto es, el más libre.
Incluso con las féminas esto daba sus frutos, ellas adorarían al más bizarro; e incluso si se fuese débil, cobarde y pusilánime bastaría con insistir vigorosamente.

Por ello, a la hora de la verdad; (pese a estar en plena hipócrita oposición a su conciencia)  él ni siquiera dudaba en chillar, molestar o meter una hostia. 

viernes, 23 de septiembre de 2011

Sombras en la noche (XCVI)

La represión del fondo de la voluntad de las personas es la clave psicológica del ser humano.

La voluntad humana antes mentada es el arma más poderosa del universo por insaciable, insatisfacible y por tanto, infeliz. Nunca podremos dejar de querer algo. No obstante, abolir la voluntad sería humano. Dejarla flotar libremente, anárquico. Anárquico sí, y suicida también.

Por ello, deberíamos querer siempre algo imposible, especulando y soñando siempre con la posibilidad ficticia de alcanzarlo. Vivir en una mentira. O tal vez conformarnos sencilla y simplemente con lo que tenemos.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Sombras en la noche (XCV)

Coincidíamos ambos en que la ciencia útil y el arte su antónimo. Sin embargo, yo mantenía extrañado que pese a su inutilidad, el arte valía más que la ciencia (por algo anteriormente explicado). Él me respondía que ni yo podría por mi animal condición vivir de manifestaciones de la belleza de la mente (fondo) trasformada por la mano (forma) humana. Y es así como quiero que me recuerden, como a un soñador para el cual la superficialidad de lo bello era lo más profundo de su existencia.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Sombras en la noche (XCIV)

Y es que probablemente, y volviendo al tema anterior, todo esté ya inventado. De este modo, no hay consuelo para el creador salvo el de crear algo a partir de lo ya hecho. De esta manera, la nada está vetada para el hombre.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Sombras en la noche (XCIII)

Al fin y al cabo siempre hubo y habrá una primera vez. Morir virgen era un desprecio a los placeres de la experiencia y una apología a la fingida cobardía. Pero esto no va por los derroteros que ustedes sopesan. Todo lo contrario. Esto me conduce a creer que el total del saber humano (dicho muy gravemente) es autodidacta en su esencia y plagiador en su total conjunto. Y esto es porque la virginidad humana está -ya y cada vez más- muy prostituida. Siempre hubo una primera vez para alguien, para un pionero al que sospechamos plagiador.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Sombras en la noche (XCII)

A él siempre le pareció, o al menos tuvo la impresión de que los hombres (y mujeres) soberbios y tendentes a demostrar(se) que eran mejores en cuanto hacían poseían en el fondo una inseguridad pusilánime que contrastaba fuertemente con la magnanimidad superior que pretendían demostrar. Tales eran los nociones de psicología autodidacta en las que acaso algún avezado experto hubiera reparado previamente.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Sombras en la noche (XCI)

La calle, ese espacio abierto donde confluían toda clase de individuos, era el escenario más directo y accesible para quién quisiera aprender las peculiaridades de la vida; los caprichos y normas del mundo. Y para quién no, ese potentísimo somnífero, esa droga abstrayente que hacía del mundo interior del hombre una realidad veraz y de la realidad una amable utopía, la ignorancia.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Sombras en la noche (XC)

¡Oh el tiempo! Ese gran jodido tema filosófico. Éramos niños hasta que de una maldita vez nos dábamos cuenta de que éramos más viejos de lo que quisiéramos ser.

¡Oh el tiempo! Esa sucesión interminable e infatigable de días, de noches,  de soles y lunas, mañanas y tardes, alegrías y angustias. Y es que definitivamente, no había nada fuera del tiempo. Ni nada que pudiera permanecer por siempre dentro de él.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Sombras en la noche (LXXXIX)

Él podía perfectamente hablar y demostrar hábilmente su elocuencia. Podía dar un discurso que los dejara pasmados y conscientes de su ignorancia. "¿Para qué?" solía preguntarse. Y mientras permanecía sentado, escuchando, oyendo, personalizando, dándose cuenta, callado, sin dar signos de vida, crepuscular. Sí, él fue aquel hombre que parecía no saber nada.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Sombras en la noche (LXXXVIII)

Así como de la fealdad absoluta de ciertos elementos visuales uno pudiere escapar simplemente cerrando los ojos, no había manera alguna de huir de aquellos ruidos espantosos. Ni de aquella deliciosa música cuya melodía y ritmo eternizaban en el terrible rincón de los recuerdos.

martes, 30 de agosto de 2011

Sombras en la noche (LXXXVII)

Yo sentía como si mis ideas estuvieran contadas. Como si al escribir cada una, se iniciara una malvada resta que trocara en un solar ruinoso mi cerebro. Quizá por ese motivo, prefiriera guardarme para mí ciertas cosas.

viernes, 26 de agosto de 2011

Sombras en la noche (LXXXVI)

Lo realmente valioso de la vida, de la existencia, eran los sentimientos. Por ello debemos colocar al arte en el cielo de los altares de la ciencia; ya que el arte no es sino la expresión de los sentimientos y la ciencia la expresión de una realidad rara vez sentida.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Sombras en la noche (LXXXV)

El sueño profundo y, el sueño en definitiva eran los estados menos semejantes a las propias situaciones características de esta vida. Tal vez porque ni siquiera fueran estados. Uno no vivía, no estaba, no era consciente de su vida (y los sentimientos ligados a ella) entonces. Quizá por eso sea imposible vivir sin soñar.

lunes, 22 de agosto de 2011

Sombras en la noche (LXXXIV)

Entonces sentía deslizarme en cada centímetro de su cuerpo. Sentía su mirada cariñosa, afable y discreta al mirarme tímidamente. Sus pupilas eran dos ideas perdidas en las tinieblas de la noche; oscuras y brillantes al pasar por cada farola iluminaban los laberintos recónditos de mi cerebro. La conversación enrtonces era inexistente o carecía de importancia. Éramos presos de nuestros deseos.

A miles de millas de distancia, a Rìmini la boca de su acompañante de turno le resultaba familiar. Cada nuevo beso era más parecido al de su prima. ¿Qué sería de su prima?, compañera de juegos en la infancia y terribles postrimerías. La tomó siendo una niña inocente apenas picardeada por los juegos de la calle y la dejó siendo una amiga desinteresada y amante esquiva.

Esquiva por estar también tan bien.

viernes, 19 de agosto de 2011

Sombras en la noche (LXXXIII)

Todos los egregios filósofos del presente siglo (y del anterior) coinciden casi unánimemente en señalar que en primer lugar´el saber absoluto es imposible así como en segundo, la inopia o la ignorancia absoluta es igualmente imposible.

jueves, 18 de agosto de 2011

Sombras en la noche (LXXXXIII)


Yo siempre pensaba que la inspiración era trivial y azarosa. Una cuestión de fortuna. El arte era una eterna e interminable composición de inspiraciones. De ideas. Buscar estar inspirado era absurdo, desearlo siquiera también. El error indeleble era dejar pasar la inspiración como quien deja pasar a una mujer hermosa.

lunes, 15 de agosto de 2011

Sombras en la noche (LXXXII)

La vida era una espera interminable, una continua lucha para seguir existiendo, para continuar viviendo. Habíamos de pelear para conseguir el pan de cada día, la supervivencia de nuestros descendientes. Pero aún mucho más.

sábado, 13 de agosto de 2011

Sombras en la noche (LXXXI)


La idea del escritor (mi idea) no pretende retratar la vida tal y como es. O tal vez sí. En la sugestión está la clave. O forse en la descripción. Lo que más me molesta ahora es que todo sea un forse y quizá nada nunca sea un sempre; pero una vida predecible es siempre muy aburrida; ché. Expect the unexpected is beautiful digo.

-          Este momento que comparto con vos es uno de esos en los que solo me apetece estar solo, tumbado en mi cama, escuchando música. 

domingo, 31 de julio de 2011

Sombras en la noche (LXXX)


Un paisaje delicioso, una figura armónica, una idea fantasiosamente fantástica, un sueño incomprensible al que intentar recordar lo(gi)camente sin éxito, una sonrisa de buenos días y un silencio de medianoche. Una mirada cómplice al levantar la vista del papel. Un líder al que seguir sin darse cuenta, un camino fatigante que fuera cada día distinto, una luz cegadora que nos impidiera ver la realidad, una metáfora genial que desde una imagen momentánea nos hiciera ver una realidad eterna. Cosas así.

viernes, 29 de julio de 2011

Sombras en la noche (LXXVII)



El otro día entró al club, un tío parecido a mí. Con el que me siento identificado. Me gusta observarlo y analizar nuestros paralelismos. Y diferencias. Tengo la certeza de que él hace exactamente lo mismo conmigo. A veces, siente una inquietud amarga e infeliz interior que emboza magistralmente al ver como los demás se divierten y él no. No es sólo el entretenimiento ajeno y el aburrimiento propio –diríase que este hecho es hasta fútil-  sino la envidia de los demás, un pecado mortal, el querer ser el otro y hacer lo que hace el otro sin dejar de ser uno mismo. Una cosa extrañísima pero tan real como la anarquía limitante de la raza negra.

jueves, 28 de julio de 2011

Sombras en la noche (LXXVI)


¿Hacía donde iría? Tal vez me importara. Empero, estaba demasiado cansado para seguirla –como había hecho en muchas ocasiones inútilmente con otras mujeres en cuya mirada (y cuerpo) encontraba algo interesante -.

sábado, 23 de julio de 2011

Sombras en la noche (LXXV)


No obstante, en esa fuga de la normalidad hacia un terreno sin convencionalismos, hecho a la medida de mi manera.

-          Una vida fabricada por quién la vive, che. Algo utópico ajeno a toda circunstancia –pensé mientras miraba el suave meneo de un culo femenino joven y bello que se movía encerrado en unos vaqueros al andar apresuradamente.
                                                                                                 

jueves, 21 de julio de 2011

Sombras en la noche (LXXIV)


Déjame ver lo que yo quiera. ¿No eras tú el de la apología de la libertad?
En aquel verano, mi tiempo era llenado por silencios de soledades; por soledades de silencios. Aquel vacío solo podía ser colmado por manifestaciones artísticas de valor extraordinario. Era otra vez una huida. Una escapada de las miserias. Y sobre todo de los miserables. Aunque también del tedio y la incomodidad de compartir instantes con el prójimo. Parecía que soledad era un sinónimo algo amargo e incompartible de libertad. Sin embargo, sólo solo podía pasearme desnudo por casa, poner la música alta, comer a las cuatro, beber vodka sentado en el sofá o tirarme un buen pedo en la cocina.

lunes, 18 de julio de 2011

Sombras en la noche (LXXIII)


Pero, ¿por qué había de morirme?, ¿por qué no viviría para siempre? Posiblemente, ser eterno fuera una desgracia. Imaginen a un tipo con las enfermedades propias de los años cumpliendo quinientas primaveras. Sería asqueroso, pasaría la mayor parte de su vida inmóvil y teniendo que ser asistido hasta para respirar. Y lo peor es que el problema jamás tendría fin.
                                     
-          Che, yo me refiero a una eternidad amable. Hasta el punto de ser siempre joven, por dentro y por fuera. De que el tiempo solamente transcurriera en el exterior.
-          Sabes bien que eso es una quimera.
-          Como casi todo lo bueno.
-          Pero aquí estamos para expresar lo que vivimos. Es decir, las realidades.
-          ¿Por qué? No vengas a joderme. Prefiero mis fantasías. Es más, la fantasía es una parte de la realidad.
-          Una parte falsa e imaginaria.
-          Si, pero una parte perfecta. Un mundo hecho a la medida de tu voluntad. A la forma de tu deseo.
-          Estás hablando de un opio del pueblo –empleando la metáfora marxista- que te impide ver aquello que es real.

jueves, 14 de julio de 2011

Sombras en la noche (LXXII)


En esos soleadísimos días, ella se enojó conmigo porque pasaba más que nunca y sobre lo habitual y permisible de ella. Y lo demostró pagando con la misma moneda, con la cara de la indiferencia. Mas en el fondo sabía que yo era irrepetible, singularísimo, original, un tipo de loco que se extinguiría al morirme.

martes, 12 de julio de 2011

Sombras en la noche (LXXI)


Razic creía firmemente en los principios libertarios ultraderechistas basándose en la evidencia de que nadie es igual que nadie aunque pertenezcamos a la misma especie, necesitándonos principalmente para procrear.

También solía decir que la situación actual referente al poder o política en la que vivimos era una mezcla vulgar de ambas actuando cada uno según conveniese orientándose sin saberlo hacia una vertiente u otra. Desde el club, él pretendía abrir una ventana a la inmensidad de la verdadera libertad que proclamaba dando su ejemplo. Repetía que era el Mesías del nuevo anarquismo.

sábado, 9 de julio de 2011

Sombras en la noche (LXX)


Por el otro lado, la derecha sería sinónimo de libertad –muy alejada del conservadurismo y próxima a un anarcocapitalismo-. Esta postura era opuestamente contraria a la anterior ya que el concepto libertad, es antónimo del de equidad. Es bruscamente imposible estar planificado por el estado y a la misma vez hacer lo que te dé la gana. Ahora bien, el susodicho sistema se abolía a sí mismo, ya que los ciudadanos jamás escogerían libremente la opción de pagar impuestos –que no voluntarios- creando una destrucción asimismo de toda sociedad basada en unos principios a respetar. No habría por tanto bases, ni leyes o convenciones humanas que cumplir. Al fin, el hombre se vería liberado al ser reestablecida la ley anti-leyes; la ley de la jungla. En este estado natural –empleando la denominación propia de los filósofos pre-ilustrados como Rosseau, Locke o Hobbes- se efectuaría una selección natural de la especie humana bajo el lema: Only the strong survive.  De este modo, no habría piedad y la vida del hombre carecería de todo valor objetivo. Tan fácil y aceptado (por la propia norma que excluía cualquier normativa) sería aplastar a una cucaracha como acuchillar a un hermano. Si esta suposición se diera, el humano no haría sino retroceder milenios para reencontrarse con su utopía.

jueves, 30 de junio de 2011

Sombras en la noche (LXIX)


A la izquierda le correspondía la igualdad, o sea, procurar que los ciudadanos vivieran en unas condiciones socioeconómicas lo más similar posible. Así, no existirían las clases ni las desigualdades e injusticias que se dan en nuestro mundo. A partir de ahí, comenzaba lo malo para Razic. Para cumplir este digno propósito, se coercían, se abolían las libertades de los ciudadanos ya que por mucha fortuna que intentaran hacer; siempre tendrían una circunstancia idéntica (siempre hablando en condiciones materiales) que el prójimo. Además, una parte esencial de su vida estaría controlada totalmente por el sistema antilibertario. Del mismo modo, este régimen sería viciado y condenado a desaparecer ya que los trabajadores en él no hallarían motivación alguna para continuar cumpliendo su labor al ver que hicieran lo que hicieran cobrarían siempre lo mismo. Y todo esto suponiendo que los gobernantes fueran honestos y probos, alejados de las corruptelas y fieles a los principios comunistas.

miércoles, 29 de junio de 2011

Sombras en la noche (LXVIII)


Durante toda la noche –en la que como de costumbre permaneció allí- llenó la pared de pintadas anarquistas que inspirarían a una nueva ultraderecha basada en la más total y absoluta libertad e independencia humana. Según él, la izquierda y derecha poderosas (no se refería a izquierda y derecha políticas porque creía que la política no existía como tal sino como una forma de poder y gobierno, es decir, de opresión) se agrupaban teórica y abstractamente – él mismo reconocía abiertamente que sus pensamientos en ocasiones no tenían parangón con la práctica, con la realidad-  en dos ideales. 

lunes, 27 de junio de 2011

Sombras en la noche (LXVII)


Entonces, consciente de la inutilidad de las palabras, Vladimir calló y prosiguió pajeándose y tomando nota como si yo no existiera; ignorándome a la usanza del gran fingidor que se autoengaña simulando no conceder un ápice de importancia a lo único que le interesa en ese momento. Razic era definitivamente, todo un artista.

jueves, 23 de junio de 2011

Sombras en la noche (LXVII)


Vivía en la calle hasta que se instaló en el círculo de los misántropos –sin previo ofrecimiento de su propietario- trasladando allí su particular biblioteca de volúmenes robados, antiguos y mugrientos.
                    
-          ¿Y tú porque no trabajas? –un día descaradamente le inquirí.
-          El tiempo es demasiado valioso para emplearlo haciendo cosas que no quiero hacer. Prefiero ser un muerto de hambre libre, haciendo lo que me venga en gana a ser un esclavo del trabajo millonario mas amargado por no ser lo que quiere ser.
-          ¿Y es esto lo que quieres ser, un bebedor sin techo patético?
-          Nada de eso. Eso es lo que puede parecer. Desde fuera. A mentes superficiales. Soy el Diógenes del siglo XXI –afirmaba mientras sostenía sus escritos sobre filosofía con la misma mano con la que intentaba bajarse la cremallera del gris pantalón para masturbarse tumbado, plácidamente como solía hacer cada mediodía.
-          Otro cualquiera ya te hubiera echado (con severidad bonachona).
-          No hables como si me hubieras salvado la vida. Yo estoy de algún modo “laborando” aquí como publicista, portero y promotor de actividades.
-          Todo me parece bien mientras no te creas que esto es tuyo.
-          Nada es de nadie.
-          No vuelvas con tus gilipolleces paranoicas de filosofía barata (me voy y vuelvo para decir algo).
-          Y menéatela en un sitio más recogido; donde nadie te vea. Hay gente a la que le das asco.
-          Otra vez impidiéndome ser libre. No me toques la polla.
-          Esto es una comunidad; de antisociales vale, pero al fin y al cabo una comunidad.
-          Claro, una comunidad con normas, reglas y coerciones (irónico, exaltado, con medio pene fuera).
-          Me estás tocando los cojones; esto es mío y aquí yo hago lo que quiero –cada vez más enojado, subiendo el tono de voz.

lunes, 20 de junio de 2011

Sombras en la noche (LXVI)


El del club, Vladimir Kezic; era un borracho parado vagabundo que se despojaba del estilo de vida occidental –caracterizado por la comodidad, el trabajo rutinario y monótono de 8 horas, la aceptación gregaria del sistema, etc.- deviniendo en un vagabundo que moría por sus ideales, por su vida bohemia, por sus lecturas sumamente analíticas de Kafka, Goethe, Dostoyevski, Borges y sobre todo de filósofos como Dilthey o Heidegger. Además, se dedicaba a estudiar idiomas los cuales aprendía en apenas una semana con una facilidad pasmosa (como la mayoría de los balcánicos).

sábado, 18 de junio de 2011

Sombras en la noche (LXV)


Sin embargo, había algo, un espíritu esotérico, un sentimiento abstracto y vero o un feeling intangible que nos era común y conocido a ambos.
                 
-          Los amigos estamos para algo más que para salir de copas-  me recordaba en mi cabeza mi camarada.

Y era verdad, una amistad auténtica no era un pasatiempo o una compañía con la que pasar el rato y entretenerse. Era algo más profundo, un sentimiento más noble; el más noble quizá de cuantos existen.

miércoles, 15 de junio de 2011

Sombras en la noche (LXIV)



Estábamos convencidos de que algo nos estaba destruyendo por dentro. No sabíamos si era el amor, el tiempo o los melocotones en almíbar que ingeríamos desde el refrigerador incluso cuando yacían caducados de dos meses. Esos duraznos que teníamos pena de tirar y acabábamos por comer porque tirarlos sería un verdadero desperdicio, una pena, un desaprovechamiento del típico niño mimado consumista (no confundir con comunista salvo en inhonrosas y frecuentes excepciones) que al tener de todo no aprecia nada.

sábado, 11 de junio de 2011

Sombras en la noche (LXIII)


Indudablemente, la presencia más destacada fue la de un tarado que coadyuvó conmigo desde que vio el letrero en la puerta que le recordó al disco más dylaniano de The Beatles. En el club, él y yo borrachos cada noche cantábamos canciones tristes de Joy Division (contradicción del el nombre del grupo) agarrados del hombro hasta cansarnos quebrándonos la voz ya enronquecida como miembros de una misma hermandad, de una misma desgracia.
                 
-          Love, love will tear us apart again- repetíamos una y otra vez con tono propio de barítono.

domingo, 5 de junio de 2011

Sombras en la noche (LXII)


La primera presencia reseñable fue la de un joven granadino muy blanco de piel y casi autista hasta el punto de no hablar con nadie (aún cuando se le preguntaba) ni mirar jamás a los ojos de ninguno. Él se limitaba a sacar su cuaderno y unos apuntes realizando especulaciones y problemas matemáticos inútiles. De vez en cuando, miraba con pudor, embozo y secretismo a los pocos que habitábamos la sala. Juraría que desearía superar su timidez apabullante y establecer contacto con el resto; mas no podía. Luego, se marchaba aburrido a casa en la que tenía el arropamiento obsesivo de su madre habiendo fracasado en su propósito, otra vez.

martes, 31 de mayo de 2011

Sombras en la noche (LXI)


(Rompiendo con la temática) Una tarde negra de finales noviembre, fundé el Club de los Corazones Solitarios en un local abandonado próximo al río el cual acondicioné con la ayuda de la madre de mi amigo.

Pronto comenzaron a acudir tipos raros y otros no tanto movidos por la curiosidad. Técnicamente y de acuerdo a la lógica y el sentido común que en ocasiones deja de regir la vida –por fortuna-; era absurdo crear una compañía de íngrimos tal y como hubiese sido crear una clínica abortiva exclusiva para hombres.

lunes, 30 de mayo de 2011

Sombras en la noche (LX)



Y entonces descubrías que a tu alma ánima gemela se la sudaba lo que para ti era especial, cuasi divino, sublime. Y viceversa.

Todas las noches, mientras caminabas en solitario por las pedregosas calles iluminadas con farolas que te hacían tener 1001 sombras te dabas cuenta de que no le importabas nada a nadie (salvo a tu madre); consecuencia de tu comportamiento ante la gente a la que posponías frente a tu persona. ¿Egoísmo? Quizá. ¿Te bastabas sólo? Sí, podías divertirte –o fingir que te divertías en soledad-, ¿mas al final qué? Nada profundo. Nadie con quién compartir intervalos lúdicos y/o aburridos de tu existencia. No respondías las llamadas que te mandaban porque te parecía una pérdida de tiempo. Lógicamente, te dejaron de llamar. Eras el dueño de tu vida ma non troppo

jueves, 26 de mayo de 2011

Sombras en la noche (LIX)


Allí, en esa pieza sombría hacia un calor insoportable, pegajoso y húmedo por cuestiones geográficas que me hacía sudar hasta en las palmas de las manos.
Débil, agotado y lánguido; me propuse a coger un cubo de agua y tirármelo por la cabeza hasta la suela de las babuchas. A mí no me gustaba hablar de mi vida ni mis intimidades. A mí amigo sí pero con límites y reticencias sobre su pasado negro y latente en el profundo sufrimiento de sus recuerdos. Su biografía duró unos 6 meses. Nada ajeno a ese intervalo temporal parecía importarle. Al fin y al cabo, sendas existencias muy unidas por los sobresalientes y cansinos lazos de la amistad verdadera, habían conocido muy de cerca el fracaso de vivir, el sentirse un extraño frente a una realidad inmaleable. Empleábamos nuestros luengos ratos libres en buscar y buscar; buscar, cercar sin descanso algo con lo que identificarnos. A lo que sentirnos apegados. Que nos hiciera disfrutar y sentir definiéndonos como tipos raros cuyo eco no era escuchado pero sin embargo compartido. Lo que al fin pretendíamos encontrar era alguien como nosotros, con nuestros mismos gustos y aficiones. Con nuestra manera de pensar. O tal vez no. Pero era demasiado dura la carga del espejo. La de la honda y subterránea soledad.

sábado, 21 de mayo de 2011

Sombras en la noche (LVIII)



-          ¿Tu crees que hay alguien que se haya masturbado pensando en si mismo, erectándose mientras se mira al espejo?
-          ¿Además de mí? ¿Soy yo alguien?
-          Que asqueroso eres de verdad. Me gustaría no creerte.
-          Y que autosuficiente.
-          Pero sólo has respondido parcialmente.
-          Supongo que sí. Pero (cambiando de tono y actitud hacia el sarcasmo), ¿por quién carajo me tomas? ¿Qué piensas eh, que yo voy espiando, preguntando y metiéndome en el coco de la gente cuando se menean o se meten lo que sea?
-          Ah, yo que sé; como viste a la tía esa desnuda en su casa…
-          Yo soy un voyeur del arte. Y el cuerpo femenino, en ocasiones, lo tiene. No soy todavía de piedra, amigo mío.
-          Seguro que sería tan sólo por contemplar la obra al detalle te ocurrió eso…
-          A veces el arte nos trastorna las neuras.

martes, 17 de mayo de 2011

Sombras en la noche (LVII)


Pero justo mientras yo pasaba por la gran avenida en la cual estaba el portal de su casa; la vi tonteando juguetona con alguien que no era yo. Con alguien que no era su novio. Con un tercero bastante más mediocre que ambos anteriores. Ya la hube olvidado. No me importó en absoluto. Le hice una mueca tan estúpida como cariñosa que había copiado de un videoclip barriobajero a la que respondió taxativamente haciéndome reír al quitarse el sostén.

domingo, 15 de mayo de 2011

Sombras en la noche (LVI)


Y las ideas geniales durante los cortos y maravillosos paseos morían de olvido. Por no haberlas apuntado a tiempo en los cuadernos (de la memoria) en los que al ocasionalmente repasar lo escrito me sumía en la más sumisa suma (valga la suma de redundancias) ignorancia indiferente a lo expuesto. Son palabras sin un sentido claro que evocan un pasado lúcido que ahora es intranscriptible.

viernes, 13 de mayo de 2011

Sombras en la noche (LV)


Y entonces volvía a desaparecer, esta vez no como un vanish ni como un disappear. Aquello era un getaway en toda regla. Una fuga hacia ninguna parte. Hacia el deambular. Hacia la soledad y el placer de solazarse solo entre mis pensamientos, mis recuerdos, mis tonterías. Necesidad de tiempo.

lunes, 9 de mayo de 2011

Sombras en la noche (LIV)



-          ¿Qué senda correcta si todos los caminos llevan a Roma?
-          Qué cosas, che. Roma, la ciudad eterna; es ahora metáfora de la muerte.

En ese preciso momento, al igual que ahora, no porque no hubiera absolutamente nada ni porque tuviéramos secretos esotéricos incompartibles ni siquiera porque supiéramos que no nos íbamos a escuchar mutuamente sino porque hacer y hablar eran acciones casi opuestas. Era imposible conversar manteniendo el 100% de la atención disponible a la aprehenderte tarea de observar nuestro entorno.

sábado, 7 de mayo de 2011

Sombras en la noche (LIII)



Ella –y muchas como ella (y como él)- tenía pavor a la oscuridad; a lo desconocido que pudiera acaecerle. A las personas desconocidas y sospechosas. A mí. Y me miraba desafiando a su miedo. Su mirada felina, gatuna, azul, malignamente bella reflejada en mis ojos, rechinando en mi mente. Similar a una canción que queda en el subconsciente y cantas sin querer mientras caminas solo por la calle cuando de repente te das cuenta de que el rumbo tomado no es el correcto y debes volver sobre tus pasos para andar sobre la senda correcta. 

sábado, 30 de abril de 2011

Sombras en la noche (LII)


A ella le daba por buscar un motivo por el que seguir amando y creyendo en las personas al contemplar y tocar las manos de la gente. Degustaba minuciosamente los surcos y su localización en nuestra piel. Creía descubrir algo relevante, misterioso, detonador en las palmas. Una especie de pitonisa que pintaba las rayas ya trazadas de mi mano como si fueran caminos hacia el placer de la compañía y la nada. Caminos sin rumbo ni retorno que se desvanecían entre suaves y delicadas caricias.

Sombras en la noche (LI)

A él le daba por buscar un motivo por el que seguir viviendo en cualquier sonrisa de cualquier beldad, de cualquier joven llamativa, de cualquier lugar donde fuera o cualquier circunstancia estuviera. Cualquier cosa. Cosa cualquiera una. Que fuese cualquiera, cualesquiera, cualsequiera. Lo que tú quieras cariño. Lo que vos querás mi amor.

lunes, 25 de abril de 2011

Sombras en la noche (L)


Yo sólo suscribo y repito lo que dijiste. Y se volvió a hacer el silencio. Ninguno de los dos sabíamos de su naturaleza o significado. Lo único que alcanzábamos a inteligir (captar con el intelecto) es que nos hallábamos bárbaramente cómodos entre aquellas quietudes auditivas, intelectuales, kinésicas y sobre todo espirituales que no nos atrevíamos a quebrar. El río corría manso, tranquilo, la luz de la luna se reflejaba en sus aguas dando una imagen distorsionadamente bella. Mutante al sucederse las ondulaciones en el lecho. La noche era cálida, serena y apacible como nuestros mejores sueños de recién nacidos. Todo era perfecto. Mi amigo y yo soñábamos despiertos ajenos a todo ajeno a nuestra onírica. Durante unos segundos quise querer creer que éramos dos almas gemelas predestinadas a encontrarse juntas a través de la vida. Nacimos para ser amigos. Nada diferente hubiera sido real o posible. La gente nos odiaba; nos amaba por ser diferentes, atrevidos, nunca vistos.

sábado, 23 de abril de 2011

Sombras en la noche (IL)

-          Che, ¿para qué te ponés a divagar del amor si nunca lo sentiste? (recordaba dolorosamente).
-          Y vos que sabés si yo lo sentí o no.

jueves, 21 de abril de 2011

Sombras en la noche (XLVIII)

Ya no servía en ser o no ser shakesperiano, sino el tener o no tener contemporáneo. Nadie sabía lo que significaba ser, lo que era existir. Nadie sabía nada verdaderamente interesante. Éramos demasiado mayores para jugar sin fatigarnos como niños, y demasiado niños como para no aburrirnos de ser siempre mayores. El amor no fue nunca un juego; era el juego por excelencia. Dentro de su luz nos comportábamos tal y como por naturaleza éramos. Destapaba pasiones, máscaras. El amor era algo profundo y extremo: o gozo supremo o total desdicha. Cualquier mínimo detalle en él se antojaba decisivo para conducir y determinar nuestro estado de ánimo. El amor jamás se compuso de olvidos sino de recuerdos dolorosos, fracasados y penetrantes de madrugada; de insomnio. Incluso de sueños.

martes, 19 de abril de 2011

Sombras en la noche (XLVII)

El dinero, che; pensaba por la avenida mojada en un día en el que se despojó de abrigo y paraguas porque pensó ser lo más natural posible. Miraba a los demás con desprecio y fatuidad ya que ellos habían inventado la artificial necesidad de taparse, de huir del agua caída del cielo en forma de lluvia torrencial cada año más desértica. Hacía un esfuerzo estoico por permanecer impasible aunque me calara hasta los huesos y me encharcara los zapatos, humedeciendo de tal modo mis calcetines que podría haber llenado un vaso de agua al refregarlos. La pasta era el método humano definitivo de medir las cosas por un determinado –por la gran masa demandante- precio (no confundir con valor, leer preferentemente cita de Antonio Machado) e intercambiarlas sin necesidad de otros objetos que siempre habrían de ser tangibles. Los euros estaban en todas partes; en el chocho de esa puta, en el helado de ese niño, en el collar de aquel perro. El dinero nos facilitaba la vida y las cosas al igual que Internet, los condones o las tarjetas de crédito. Era una expresión más de la comodidad hacia la que camina inexorablemente la historia.
                                                         

domingo, 17 de abril de 2011

Sombras en la noche (XLVI)

Pero nuestras dentaduras postizas y máscaras de oro quedarían acá para los descendientes de nuestros descendientes y nosotros que tanto nos hubimos esforzado por conseguir tantas cosas no seríamos ni ceniza. Y nuestros herederos despreciarían con cara de asco aquello por lo que sacrificamos nuestro tiempo y arduo trabajo. Y quizá lo arrojaran al vertedero (del olvido) por no tener valor pecuniario.

domingo, 10 de abril de 2011

Sombras en la noche (XLV)

Sin duda, nos casaríamos con alguien de nuestra misma posición social al que conoceríamos en la Uni o tal vez en una discoteca pija y elitista del centro de acceso restringido a clases más bajas. Nos casaríamos siguiendo el ritual tradicional eclesiástico-católico a pesar de que ninguno de los dos tuviéramos convicción religiosa alguna e iríamos de luna de miel a algún destino exótico (tal como Thailandia o Nueva Zelanda, países cuya cultura no comprenderíamos y en los que por no conocer allí a nadie empezaríamos a hartarnos y aburrirnos de nosotros entre polvo y polvo, entre noche y noche) tendríamos hijos que seguirían nuestros pasos en colegios –otra vez católicos- de pago y que serían criados por chachas ecuatorianas, bolivianas, rumanas o bielorrusas porque no tendríamos tiempo para ellos tan sólo para conseguir dinero, boato y prestigio social.

viernes, 8 de abril de 2011

Sombras en la noche (XLIV)

Habíamos de competir para ser el mejor de la clase en el colegio, instituto y universidad; y así tener el mejor salario para comprarse la casa más grande y el coche más caro (aunque sus caballos no sirvieran de nada debido a las restricciones de velocidad o a que nunca lo condujera porque prefería ahorrar tiempo yendo en avión o tren de alta velocidad) hipotecándonos después hasta los 80 con tal de tener una casa en el campo y otra en la playa a la que rara vez iríamos por estar siempre ocupados con nuestro vital trabajo. 

martes, 29 de marzo de 2011

Sombras en la noche (XLIII)

-          ¿Por qué tuviste que hacer eso?
-          Estabas allí desnuda, alegre, impasible tan centrada en tus sueños y tus deseos satisfechos y conquistas que me diste envidia. Me propuse aplastarte con mi cuerpo. Hacer algo primitivo, animal y salvaje. Me suscitaste.
-          ¿Y qué hacías aquí en mi casa espiándome? (cada vez más enfadada y chillona).
                                                                               
No tuve valor de responder y me fui. Ella no volvió nunca más a pedirme explicaciones ni siquiera se alejó de mi como habría hecho cualquiera sino que me concedió una segunda oportunidad extremando lógicamente las precauciones en los momentos en los que quedábamos solos alejados de la muchedumbre, que cada vez eran menos numerosos.

domingo, 27 de marzo de 2011

Sombras en la noche (XLII)

Y un buen mediodía de verano, me colé en su casa con el insano anhelo de contemplarla desnuda en silencio y soledad. Lo conseguí. Escondido dentro de su armario entre su ropa; la vi desvestirse para gozar de la naturalidad y libertad del despojo. La seguí sigilosa y cuidadosamente mientras ella desempeñaba labores domésticas, cotidianas con una alegría en la que no reparaba, automática la cual se captaba por el tono de voz empleado al cantar canciones pegadizas y populares. Veía como sus pechos se movían deliciosamente con retardo al resto de su cuerpo; dando botecitos ya liberados de todo sostén. Sus repugnantes estrías localizadas en la parte superior de ambos muslos ya lindantes con la peluda ingle parecían cicatrices enormes y negras esperando a ser cerradas. La sola visión de su cuerpo al natural motivábame a seguir un impulso erótico irresistible, incompungible. No se podía decir que su figura fuera extraordinaria o incluso bella. No obstante, era provocativa, atractiva tanto que me desnudé y me deslicé hacia ella como animal en celo. Ella, terriblemente asustada, agarró un cuchillo que su abuelo empleaba para hacer figuras con troncos de madera y pretendió clavármelo entre las piernas sin haber advertido mi identidad presente logrando a menos incrustármelo  en la parte anterior superior de mi pierna; próxima al muslo. Yo, cobarde, al ver como la sangre comenzaba a salir a borbotones huí despavorido en busca de su ayuda reclamando socorro con la pierna (y todo el cuerpo) desnuda manchada de un líquido viscoso que se me pegaba a los pelos de la pantorrilla. Ella al reconocerme, salió en mi ayuda y me frenó el hematoma ya que poseía unos conocimientos avanzados en medicina. Tremendamente avergonzado, le pedí mil veces perdón sin atender a explicaciones; que tal vez fueran inexistentes más allá del calentón de unos instantes.

martes, 22 de marzo de 2011

Sombras en la noche (XLI)

Yo había pasado de ser niño raro a desarreglado mental, a demente, a suicida. Buscaba retornar al agua y sumergirme en ella esperando hallar algo parecido a la muerte, a otra vida. A una vivencia estelada a lo largo de la inmensidad del universo. Mas no era posible. Era sumamente inútil intentar trasladar mis pensamientos, formas y profundidades; continentes y contenidos hacia los demás. Incluso a los más cercanos. Ellos jamás reaccionarían de la manera que yo reaccionaba ante tales estímulos. La pesquisa con el objeto de encontrar alguien igual que yo se desvanecía. ¡Pero qué carajo, a mí también me gustaba ser único e irrepetible!

domingo, 20 de marzo de 2011

Sombras en la noche (XL)

Pero el mundo estaba bien hecho, che. Cada uno recogía lo que sembraba, ganaba lo que luchaba, tenía lo que merecía. ¿Por qué iba a estar sujeto a nuestros malévolos caprichos? Acaso la idea de ser eterno era terrible, nos cansaríamos de vivir, querríamos experimentar nuevas cosas fuera de esta; la única existencia no ignota. Si los negros del África perecían de hambre era su culpa y no la mía. ¿Qué había hecho yo para que por naturaleza fueran anárquicos y salvajes? ¿Qué tenía que ver la sociedad occidental en sus guerras, luchas y genocidios fratricidas tribales? 

sábado, 19 de marzo de 2011

Sombras en la noche (XXXIX)


En aquellos momentos, me daba por sentarme solo y aislado en una postura próxima a la del Pensador  de Rodin para contar, enumerar y disfrutar los deseos rotos que jamás lograría realizar. De repente, sentía un gusto, una fruición macabra por la desgracia, por mí desgracia. Era una especie de masoquismo que radicaba en el propio odio que mantenía hacia mi persona. Tal vez fuera porque yo jamás sería lo que yo quería ser. La sola idea de fabricarme a mí mismo con total (y digo total, cosa inexistente) libertad, eligiendo cada minúsculo y fútil aspecto de mi propio ser era no menos que fascinante. El hombre que se hizo a sí mismo a partir de la nada. Un sueño fantástico en el que hubiera escogido ser inmortal para acabar suicidándome. Pero la cosa no finalizaba ahí ni mucho menos; también asumiría la creación y el control de mi–a pesar de no ser mío- mundo externo de tal modo que todo estuviera sometido a mi libre albedrío.

jueves, 17 de marzo de 2011

Sombras en la noche (XXXVIII)



-          Oye, tío; ¿este libro de qué va?
-          Es una miscelánea (con petulancia erudita).
-          Ni siquiera tú sabes qué carajo es eso. Si no me lo quieres decir, no pasa nada. Aunque creo que este rebujo de temas y palabras tampoco lo puedes explicar.
Y yo le continuaba hablando sobre gilipolleces, sobre temas interesantes, críticas constructivas, ideas delirantes sin que ella se implicara en absoluto en la conversación. No parecía importarle nada salvo sí misma, salvo su vida, su felicidad y su entretenimiento.

-          El egoísmo amigo, un pecado de solitarios de espíritu.

lunes, 14 de marzo de 2011

Sombras en la noche (XXXVII)


Sin embargo, puede ser que estas ciencias ocupadas de tratar, solucionar, y principalmente dotar de explicaciones lógicas, coherentes y con sentido del mundo interior, del deep inside humano, de cómo, porqué, para qué y ante cuáles circunstancias respondemos a los diversísimos estímulos obtenidos y procesados mediante el intelecto y los sentidos no fuesen más que algo inútil, abstracto, falible y por encima de todo, prácticamente inadaptables a las reglas de la economía de mercado (más o menos pura) en la que tenemos asentado nuestro sistema y marcadas como cartas inmutables, pese a que su paradero sea decidido por el jugador, la totalidad de nuestras situaciones vividas, viviéndose y por vivir. Estoy hablando quizá de las artes y aquellas disciplinas como la psiquiatría, psicología, sociología y un infinito etcétera de estudios y prácticas que de una manera u otra tocan lo comentado –pongamos por ejemplo el marketing; para vender un producto es imprescindible conocer al ser humano, sus preferencias, su manera de vivir y ver la vida…- sin olvidarnos de otros flecos transcendentales de la cotidianeidad tales como los intercambios de ideas y la comunicación verbal (charlas, diálogos, conferencias, etc.) o la no verbal (que a pesar de ser minusvalorada era tan o más importante que la anterior), origen de los rumores, cotilleos, parábolas, refranes e historias que constituían el saber popular; conocimientos útiles y descriptivos en cuanto reflejaran la realidad en su trasfondo, en su contenido a los que un buen día a algún loco se le ocurrió encerrar para la posteridad inventando para ello un nuevo método de comunicación diferida y recuperable: el lenguaje escrito.

domingo, 6 de marzo de 2011

Sombras en la noche (XXXVI)



Y es que esto de vivir no era fácil, no era un juego de niños como todos hubimos pensado en los albores de nuestra existencia. Y qué no hubiéramos dado por que lo fuera aunque sólo fuese por un segundo más. Los años ya empezaban a pesar en la memoria. Los silencios y los vacíos en los que nos sumergíamos nos sumían en la mediocridad, la desesperanza, la impaciencia, el tedium vitae, en esa insatisfacción que padece el glotón cuando ve que el gigantesco filete que acaba de engullir no le ha saciado sino todo lo contrario; le invita a comer más y más hasta reventar sin haberse hartado nunca, sin haber dicho ya, ya estoy contento con lo que comí. En ese momento, la mente no existía, todo se concentraba en una angustia localizada en la boca del estómago que rodeaba al cuerpo en un aura de ansiedad permanente que iba in crescendo ineluctablemente. En aquél momento, deseaba tener a mano cualquier tipo de droga que me pudiera causar (a largo plazo) un problema aún mayor al del estómago. Yo creía o pretendía creer que el mundo de las sensaciones y los sentimientos; era un terreno inabordado por el hombre, por las disciplinas científicas. Tal vez fuera inabordable por ser tan peculiar, subjetivo y personal. Erré. Leí libros en los que el autor atinaba a describir ciertos patrones comunes –lo que mostraba lo hube sentido en mi piel- que aludían en último término a las vivencias (incluso las minúsculas) y la experiencia del lector. El ulterior y principal propósito del emisor (sea cual fuere el mensaje) es la complicidad del receptor, el hallar similitudes.

martes, 1 de marzo de 2011

Sombras en la noche (XXXV)


Hubiera dado encantado dos cartones de cigarrillos matinales, vespertinos; de esos que te fumas antes de desayunar, de lavarte y de vestirte en cualquier lado: en el patio, en una ventana, en el balcón o la terraza, en el baño arrojando las cenizas al lavabo o incluso en la cocina sentado en un taburete junto a una mesa raída por tanto cuchillo y tanto fuego. Eso era lo mismo que despojarme de la tranquilidad que me daba fumar al comienzo de la jornada para afrontar esta, lo mismo que despegarme a un vicio que merced a la (mala) costumbre ya se había vuelto una necesidad primaria y de ámbito vital como lo era por ejemplo el café de media mañana o mediodía. Ese tipo de pequeñeces tan enormes en su ausencia las hubiera dado con sumo gusto por ser durante 5 míseros e insuficientes minutos ella. Por meterme en su cabeza para saber qué había vivido, cómo se veía la vida desde su atalaya y por supuesto, sentir lo que le proporcionaba mi extraña compañía.

lunes, 28 de febrero de 2011

Sombras en la noche (XXXIV)


De no apuntar las brillanteces que se me ocurrían muy de cuando en cuando, éstas se me olvidaban motivando mi desesperación por recordarlas. De repente, una imagen evocadora devolvíame la genial elucubración que pasaba a yacer en mi bitácora esperando a que alguien, de una maldita vez, la leyera por fin.

domingo, 27 de febrero de 2011

Sombras en la noche (XXXIII)



Ahora parecía que todo lo que conocemos, no detentaba significado ni causa alguna. El universo había surgido del azar, de las moléculas materiales que se atraían o se alejaban. La capacidad intelectual del hombre era lo suficientemente desarrollada y poderosa como para preguntarse cuestiones metafísicas, gnoseológicas y en definitiva referentes a la filosofía. Sin embargo, no podía responder adecuadamente a tales cuestiones.

El porqué como elemento diferenciador del animal humano con respecto a los demás seres vivientes. La ignorancia de la niñez como sinónimo de felicidad. Mi pensamiento desvaneciéndose entre su pelo enmarañado por la cama, entre la pereza que le daba levantarse cada mañana sin tener nada que hacer y la comodidad absoluta que le brindaba su colchón viejo de muelles que al paso de los años y los kilos se iba tornando cada vez más blando y fino. Ella solía decir que con el tiempo, algunas púas localizadas de los resortes sobresalían pinchándole el trasero y la espalda. A mí, me hubiera gustado compartir aquel dolor de repulsa inmediata del cuerpo junto a ella. O quizá no. La inseguridad, la indecisión, la incertidumbre se apoderaban de mi persona haciéndome carne de cañón, toro manso que va a la plaza, papel mojado y demás cosas por el estilo.

sábado, 26 de febrero de 2011

Sombras en la noche (XXXII)



Resultaba ahora que el universo, la totalidad total; el todo radicaba en la mente humana, ese instrumento poderosísimo que hacía y deshacía vidas por medio de una voluntad esotérica, un Dios maquiavélico que disponía y administraba concediéndonos una libertad limitada dentro de nuestras barreras que no eran otra cosa que el conjunto de nuestras incapacidades. Entonces ese Demiurgo aburrido, inventó un juego reglado en el cual el humano ostenta el papel de jugador máximo, de súmmum evolutivo. Ahora resultaba que ese ser supremo y todopoderoso, hubo concedido a los adanes que poblamos este planeta ciertas cualidades mínimas que el poseía mas no la inmortalidad, la absoluta transcendencia contingente, ni la facultad de crear partiendo de la nada. De todos modos, ¿qué es la nada?

-          No creo que nadie sepa lo qué es la nada porque la nada no es; y como somos y percibimos lo que es, no conocemos la nada, es decir, lo desconocido que no es.
-          ¿Y que pensás de lo del Dios creador que dispone y ordena dando al homo un margen de libertad?
-          Que es una invención no sé si tuya carente de evidencia e indemostrable. Es un apriorismo que a ver si aciertas. Pero no está mal pensada ni adolece de talento e imaginación.
-          (Contradiciéndose por nonagésimo nona vez). La nada es lo que fuimos y lo que seremos. Nada se opone a existencia, a vida. La nada es lo que somos mientras no vivimos.

viernes, 25 de febrero de 2011

Sombras en la noche (XXXI)



-          ¿Y vos creés que vivimos de mentiras?
-          No generalices.
-          La pluralidad en el ser humano; una cualidad en peligro de extinción.
-          Mientras tú existas no (entre risas, enseñando sus dientes amarillentos).
-          Sí, pero tú me hiciste una noche unas valiosas declaraciones a este respecto mientras íbamos persiguiendo al metro (que no subterráneo).
-          Me acuerdo. Te dije que nosotros movíamos la mano (metáfora del amor). El amor que supuestamente intentamos perseguir es un producto de nuestra mente; no un elemento objetivo al que deseamos por sus cualidades propias. Nuestro cerebro es el que hace que las cosas sean. Si amo a aquella mujer no es por que sea la más guapa ni la que más tetas tenga sino porque una serie de elementos químicos entrelazados entre sí en el seno del conjunto de mis neuronas.
-          Sin embargo, no es tampoco ningún choco.
-          Su imagen, es también un resultado de la percepción visual procesada por mi seso a partir de un elemento objetivo y tangible que es su cuerpo. Elemental amigo mío (con petulancia sabionda).

jueves, 24 de febrero de 2011

Sombras en la noche (XXX)


No sé si sería un cobarde, un visionario, un loco o un excéntrico incomprendido. El caso es que fracasaba con las mujeres. Sus languideces me superaban en todos los aspectos. 

Al final, había que resignarse para buscar otro sitio donde depositar las mismas vanas y falsas esperanzas e ilusiones de siempre. Al fin y al cabo, nadie se ha sentido satisfecho no habiendo hecho nada. Todos necesitamos un lugar adonde ir, alguien a quien amar y odiar, un plan con un objetivo implícito por cumplir, etc.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Multiculturalidad y derechos humanos

El escrito desarrollado a continuación abordará la amplísima temática que versa sobre la multiculturalidad y los derechos humanos así como las diversas impresiones propias a través de los textos a estudiar; en su estructura interna se compondrá de un desarrollo sobre el tema conforme en la mayor medida de lo posible a los requisitos exigidos.




Desarrollo



La inmigración se ha convertido en una de las cuestiones centrales del debate público en la mayoría de las sociedades desarrolladas. A las viejas pero siempre actuales discusiones éticas sobre la legitimidad de los Estados para imponer barreras a la libertad de circulación de las personas se han sumado en los últimos tiempos las derivadas de los impactos sociales, políticos, económicos y culturales de los flujos migratorios. En este contexto se produce una singular paradoja. Por un lado, los países occidentales industrializados reconocen la necesidad de importar mano de obra ante el envejecimiento de la población, la falta de oferta nativa para desempeñar determinadas actividades laborales y un si fin más de necesidades. Por otro, en esos mismos Estados se producen determinadas reacciones y corrientes hostiles hacia la inmigración que se contempla como una amenaza para la estabilidad y la identidad de las sociedades anfitrionas. En consecuencia, los gobiernos responden a los flujos migratorios con una mezcla de restricciones de los legales y amnistías de los ilegales. Esta esquizofrenia maximiza los costes derivados de la inmigración sin aprovechar los beneficios que ésta podría proporcionar.

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El punto de partida de una reflexión acorde a la Carta de Derechos Humanos de 1948 sobre la inmigración consiste en reconocer la libertad de emigrar y de inmigrar como un derecho humano fundamental. Es incoherente defender la libre circulación de bienes, de servicios y de capitales y oponerse a la de las personas. Desde esta perspectiva, los obstáculos a la entrada o a la salida de/o en un país determinado de los individuos constituyen un atentado a sus derechos legítimos. En este marco principista, la mejor política de inmigración es la que no existe.

Sin embargo, ese enfoque se ve matizado por un elemento fundamental. Si bien es cierto que los individuos han de tener la libertad de ofrecer sus servicios en cualquier lugar del mundo, también lo es que los demás han de tener la capacidad de aceptarlos o de rehusarlos por las razones que estimen convenientes. La libertad de migración no implica pues que un “extranjero” tenga el derecho de ir donde le plazca, sino donde se le quiera recibir. En una organización social sustentada en la propiedad privada, los derechos de los individuos son condicionales, es decir, se permite el acceso a la propiedad de otro a condición de respetar las reglas y pagar el precio eventualmente demandado. De esta manera, el derecho de exclusión, con independencia de los criterios con los cuales se ejerza, es un ejercicio legítimo en una sociedad liberal y abierta, así como un mecanismo de autorregulación .

En el terreno práctico, esos criterios filosóficos se ven perturbados por un hecho: La expansión de la actividad estatal que de iure y de facto ha monopolizado el derecho de exclusión. En este marco no son los individuos de acuerdo con su libertad contractual quienes ejercen la posibilidad de aceptar o de rechazar transacciones mutuamente beneficiosas con ciudadanos de otras naciones sino los poderes públicos de acuerdo con fundamentos no sólo económico sino de otra naturaleza y que, por definición, son arbitrarios. En realidad, las autoridades gubernamentales actúan como monopolizadores de la exclusión y, por tanto, operan como los propietarios del territorio dentro del cual ejercen su soberanía. En los Estados democráticos, esto se traduce en la inexistencia de reglas estables y sensatas sobre los movimientos internacionales de población que aparecen sometidas a los distintos vaivenes de la opinión, impiden la realización de acuerdos voluntarios y libres entre la oferta de inmigración y su potencial demanda e introducen la discrecionalidad política en su regulación.

En este plano, los gobiernos democráticos se enfrentan a una dificultad insoluble a la hora de diseñar un aspecto clave de sus políticas de inmigración: La determinación de cuáles son los flujos migratorios que el país precisa. Esta es la causa determinante de buena parte de los problemas generados por la inmigración en las sociedades de acogida.

El abandonar el país de origen requiere coraje o desesperación. Emigrar no es una “comida gratis”. Tiene una serie de costes económicos, sociales, culturales y afectivos que son o pueden ser muy elevados. Esto significa que los inmigrantes suelen personas más esforzadas, audaces e imaginativas que la media de su país de origen y también que el promedio de los habitantes de la sociedad anfitriona. Por ejemplo, los miembros de las minorías étnicas en España tienen mayor propensión a convertirse en empresarios que la población “autóctona”. Los inmigrantes son normalmente las “élites” de todas las capas sociales de sus naciones de origen. Eso vale tanto para las corrientes migratorias legales como para las ilegales.

En cualquier caso, la existencia de incentivos muy poderosos para que la gente emigre, con independencia de su deseabilidad, plantea serias dificultades para articular medidas restrictivas que funcionen. Los flujos migratorios se han acelerado de manera sustancial en los últimos quince años y todo indica que esa tendencia se intensificará en el corto, en el medio y en el largo plazo.

Los motores más importantes que impulsan la inmigración hacia los países ricos en el lado de la oferta son básicamente cuatro: I) Las oportunidades de empleo y los deseos de mejorar el nivel de ingresos funcionan como un poderoso imán de atracción; II) el caos y la represión política existentes en los países exportadores de mano de obra también I) la transición de economías agrarias a la industrialización ya que esta implica una nueva reasignación de los recursos desde sectores primarios a la industria que provoca flujos migratorios del campo a la ciudad y al extranjero y IV) los programas de bienestar social existentes en las naciones desarrolladas que actúan como un mecanismo de atracción que en muchos casos incentiva la entrada de buscadores de rentas más que de creadores de riqueza.

Por lo que se refiere a la demanda en los países que reciben emigrantes, los elementos que impulsan la inmigración son los siguientes: I) La demanda de una fuerza laboral para actividades que no desean realizar los nativos; II) la escasez de mano de obra cualificada para determinadas actividades en las economías avanzadas y III) el envejecimiento de la población que exige importar mano de obra para sostener el crecimiento económico y para evitar que recaiga sobre la población nativa ocupada una carga fiscal abrumadora. Esos tres factores se retro alimentan ya que las sociedades ricas y envejecidas crean puestos de trabajo que la población del país receptor no quiere ocupar. Por último, los países industrializados intentan captar también capital humano cualificado para trabajos en los cuales la oferta doméstica no es suficiente. Esto significa que la demanda de trabajadores va a aumentar tanto en los segmentos altos del mercado como en los bajos.

El grueso de los flujos de población a escala internacional se concentra en inmigrantes poco cualificados que se ven atraídos por las posibilidades de prosperar que les abren las sociedades opulentas. La mayoría de ellos no tienen vocación de permanencia en el país anfitrión y aspiran a retornar a sus lugares de origen. Estos constituyen también la parte del león de los ilegales. Los involuntarios, esto es, los refugiados, los demandantes de asilo se han incrementado de manera sustancial en los últimos veinte años a causa de los procesos políticos y de los conflictos bélicos que se han producido en algunas regiones del planeta.

En un entorno de libre circulación de capitales, las barreras a la inmigración o los aranceles no lograrían detener el proceso de ajuste derivado de los intentos de elevar o de preservar los salarios de los nativos de manera artificial protegiéndoles de la hipotética competencia de la mano de obra extranjera. Simplemente, este proceso seguirá su curso en forma de una aumento de las exportaciones de capital a los países con salarios más bajos. Al mismo tiempo, los ciudadanos de los países con unas restricciones inmigratorias fuertes pueden perder como consumidores lo que creen ganar como trabajadores, ya que las restricciones imponen obstáculos a la división internacional del trabajo, a una eficiente localización de la producción y de la población lo que reduce el bienestar general.

En cualquier caso, el desempleo no guarda relación de causalidad con la inmigración sino con la mayor o menor flexibilidad del mercado de trabajo. El problema básico en sociedades con un paro elevado y con rigidez laboral es que la llegada masiva de inmigrantes puede crear tensiones sociales y políticas, empujar a esas personas a la marginalidad e imponer una sobrecarga a los presupuestos públicos como consecuencia de las prestaciones sociales y otros costes derivados de la inmigración.



Por lo que se refiere al impacto de la inmigración sobre el Estado del Bienestar, sobre los impuestos y sobre los gastos estatales la evidencia empírica cosechada es mixta y no permite extraer conclusiones definitivas. En un primer momento, los inmigrantes son generalmente contribuyentes netos a las arcas públicas porque constituyen mayoritariamente un colectivo de individuos jóvenes en edad de trabajar y el país receptor no ha tenido que pagar su educación. Ahora bien, este panorama cambia si se contempla en términos dinámicos. En efecto, los inmigrantes tienden a crear familias más grandes que los nativos, a ser más pobres y tienen más posibilidades de caer en el paro en coyunturas de debilidad económica. Así pues, su demanda de gasto social puede ser superior a la de la población nativa. Al mismo tiempo, los Estados con más amplios sistemas de protección social atraen más inmigrantes y éstos permanecen más tiempo en ellos..

Por el contrario, la estabilización y/o la disminución del número de inmigrantes recibidos por Europa tendría un efecto demoledor sobre el nivel de vida de los nativos europeos en edad de trabajar que deberían soportar una carga fiscal desproporcionada para sostener a una población pasiva muy elevada.

Uno de los factores que focalizan el debate sobre las corrientes migratorias es el espectacular crecimiento de la inmigración ilegal. A ella se asocian las peores manifestaciones del fenómeno migratorio: delincuencia, explotación etc. En términos simples se trata tan sólo de una divergencia entre el número de individuos extranjeros que un país está dispuesto a aceptar y quienes quieren entrar en él. Como los costes legales y administrativos de ser inmigrante legal son muy altos en la mayoría de los Estados desarrollados, la emergencia de un mercado negro que permita eludir esas restricciones es inevitable. También lo es el desarrollo de una floreciente actividad empresarial que ha convertido el tráfico ilegal de inmigrantes en un próspero negocio.

Una razón expuesta por aquellos sectores contrarios a la inmigración es el de su relación con la delincuencia. La pregunta es sencilla: ¿Tienen los inmigrantes una mayor propensión a cometer delitos que los nativos? Resulta obvio que a medida que aumenta el número de extranjeros en un país, también lo hace el número de violaciones de la ley cometidos por ellos en términos absolutos. Es pura lógica estadística. Ahora bien, la mayoría de los estudios realizados sobre la materia no muestran que haya una relación constante y estable entre delincuencia e inmigración. La población inmigrada no tiene siempre y en todas partes tasas de criminalidad mayores, menores o iguales que la autóctona. Todo depende del lugar y del período que se considere. Para decirlo con claridad, el incremento de los flujos migratorios no se traduce de manera inexorable en una amenaza para la seguridad de la sociedad huésped..

Del mismo modo, en multitud de ocasiones se asocia la percepción de la imagen mayor inmigración/mayor criminalidad por amplios sectores a la opinión a la singular atención concedida por los medios de comunicación a las actividades delictivas desplegadas por los no nativos. Esto no significa que no haya épocas en las cuales, el índice de criminalidad ha sido superior en la población inmigrada que en la nativa. Pero en el largo plazo y en términos relativos, los delitos cometidos por ambos colectivos tienden a ser similares

Los argumentos económicos son necesarios pero no suficientes para suavizar las fuertes restricciones legales a la inmigración y la oposición a ella existente en extensos sectores de la opinión pública. Los inmigrantes y los nativos a menudo sienten sentimientos encontrados en sus relaciones de convivencia. Los primeros quieren sentirse en casa pero también mantener, con distinta intensidad, sus valores y su cultura. Los segundos aspiran a integrar a los inmigrantes sin alterar los fundamentos del orden social. Este dilema se plantea con mayor intensidad en Europa y en concreto en nuestro país que en los EE.UU. América tiene una larga experiencia en hacer coexistir culturas diferentes. Europa carece de ella y además se enfrenta a una poderosa corriente migratoria procedente de un mundo muy distinto al suyo, como lo es el Islam, que es percibido en muchos ámbitos como una amenaza, que se siente de manera más intensa desde los acontecimientos del 11-S, y el 11-M.

En nuestro ámbito, debemos destacar que el prejuicio contra el Islam tiene una larga historia en España. No viene al caso remontarse en esta conferencia a la imagen deformada desde un combate religioso que alcanzó su cénit entre los siglos XVI y XVII. Cénit que sirvió para la justificación de una exclusión que terminó en expulsión masiva de una minoría, los moriscos.

Giovanni Sartori, en su texto, ha posicionado al musulmán como "enemigo cultural" de la Europa civilizada. Para llegar a esta conclusión se apoya en una visión reduccionista del Islam, convertido en "cultura teocrática que no separa el Estado civil del Estado religioso y que identifica al ciudadano con el creyente", en una religión que no reconoce la ciudadanía más que a sus fieles. Pero ver el Islam en abstracto, como se pretendió definir hace 14 siglos, sin querer reconocer que en la mayor parte de los estados musulmanes de hoy los musulmanes viven en sociedades donde de facto las dos esferas de lo civil y lo religioso se encuentran separadas aunque no digan reconocerlo, sometidas a sistemas jurídicos inspirados en los europeos y sin más condicionamientos al derecho islámico que los que marca el derecho de familia, es aferrarse a una visión del Islam fuera de la realidad. Querer convertir en intérpretes del Islam a los sectores más oscurantistas, violentos y antioccidentales como son los movimientos islamistas, es ignorancia o mala fe, pues de ninguna manera encarnan el islam que practica la mayoría de los ciudadanos que provienen de esos países.

El desconocimiento profundo del Islam en nuestro país permite su fácil diabolización en los medios de comunicación y la opinión pública. El practicante islámico obedece cada vez más a su propia voluntad. No es la coerción social y cultural de su esfera familiar la que le mueve a practicar su religión sino su decisión personal.



No obstante, el problema fundamental es el de mezclar los principios democráticos de un Estado occidental y plural con los intereses de ciertos sectores integristas musulmanes, cuyos principios actuales se basan en valores contrarios a la tolerancia, el respeto y la democracia. La reciprocidad es un factor muy importante, mientras que en multitud los países musulmanes no existen ni la democracia ni la libertad de culto y ocurren sucesos trágicos como el recientemente acaecido en Egipto, resulta paradójico que las comunidades musulmanas pretendan aprovecharse de la laicidad de los estado democráticos en su propio beneficio cuando ellos no lo harían nunca en sus países de origen.

Por otro lado, las restricciones a la inmigración son inútiles y no van a lograr detener las corrientes migratorias. Ahora bien parece obvio que los habitantes de cualquier país se horrorizan ante la idea de que una masiva ola de extranjeros les “invada”, por temor a que un día queden convertidos en una minoría dentro de su propio territorio y/o a que minorías externas cohesionadas, con fuertes incentivos para la acción colectiva puedan alterar el hábitat institucional y cultural de la nación vendiendo sus votos a quienes les concedan determinados privilegios. Guste o no, esos temores existen y son alimentados desde muy distintas esferas de la opinión pública.

¿Qué valores morales y normas de comportamiento deben exigirse que la gente respete en una sociedad abierta? La respuesta es muy sencilla: Los principios del Estado de Derecho. Los inmigrantes han de aceptar las reglas de la comunidad en la cual desean entrar como invitados o como socios. Esto supone respetar las leyes y los valores de las sociedades de acogida. Los “extranjeros” no pueden recibir trato discriminatorio alguno ni a favor ni en contra. Sus costumbres, sus valores, sus tradiciones han de ser permitidas siempre y cuando se ejerzan en la esfera privada y no violen la legalidad vigente. En nombre de la protección del derecho a la libertad de expresión y de religión no se puede tolerar la incitación a la violencia de un imán como no se tolera la de cualquier otro individuo sea nativo o extranjero. Como se ha comentado antes, la propensión a delinquir de los inmigrantes no es superior a la de los nativos y, por tanto, no se elimina con leyes más restrictivas si no mediante la aplicación de la ley.

Ese marco de referencia se ve erosionado por la actitud de los propios gobiernos, en especial de los europeos, quienes practican una política equivocada con un impacto potencial explosivo. Por un lado levantan barreras elevadas a la inmigración legal; por otro suelen conceder a los inmigrantes de culturas foráneas un plus de derechos en función de su pertenencia a una minoría étnica, cultural o religiosa. Esta infección multiculturalista es la causa de uno de los peores subproductos derivados de los flujos migratorios procedentes de algunas áreas, en concreto, de la sanción legal del “sistemas de tribu”, de ghettos, de separaciones culturales desintegradoras, no integradoras. Esta es la fuente principal de las tensiones generadas por determinados huéspedes en las sociedades anfitrionas, el freno más poderoso a su asimilación y un factor determinante de la hostilidad hacia la inmigración existente en algunas zonas de Europa. Los derechos de ciudadanía son la esencia de una sociedad abierta y si se reformulan en “derechos de ciudadanías” (plurales y separadas), aquella se rompe y se subdivide en sociedades cerradas.

En un esquema de multiculturalismo legalmente sancionado pueden surgir graves problemas porque la segunda generación de inmigrantes tiene serias dificultades para definir su papel en esa misma sociedad que ha aceptado, incorporado y sancionado la diversidad cultural. Esto tiende a generar un clima de hostilidad y de alineación entre huéspedes y anfitriones con connotaciones explosivas. Los hijos de los inmigrantes, a diferencia de sus padres, tendrán serias dificultades para contemplar la sociedad de acogida como la Tierra Prometida. De esta forma, sus demandas de reconocimiento normativo de sus peculiaridades se convierten en un elemento de exclusión, en un obstáculo para su integración. Esto no afecta sólo ni principalmente a las comunidades musulmanas, sino a todas aquellas que hacen de sus elementos diferenciales mundo autárquico y autosuficiente.